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Cabildo. ca A mi 4 RE hac > di ea e ha 497 LIBRO TRIGESIMO CUARTO. ELENA CONOCIMIENTO DE DIOS POR MEDIO DE LA VIRGEN. Muchas son las dificultades que tiene el hombre mortal para co- nocer á Dios, por hallarse el alma espiritual atada á los sentidos cor- porales para sus operaciones. Dios en verdad se nos presenta por to- das partes, y eso no obstante no vemos más que sus huellas , por no verlo á él, sino sus obras. Se oyen las voces de los astros, que publican su gloria, y un dia va diciendo al otro que hay un sér infinito que los dirige (1). La naturaleza terrestre, animada o inerte, es la escuela, donde el hombre aprende que allí está Dios ; lo dice el bramido del alquilon , y el furor del vendaval, el suave aliento de las brisas, el mur- murio de los' riachuelos, el salto del corderillo, el arrullo del ave, el cantar del ruiseñor. Pero en vano querrémos buscar á ese Dios para verlo como vemos las demas cosas ; en vano intentará nuestra razon investigar su esencia, su vida, sus atributos y sus glorias, pues nada podrá ver con toda claridad, por ser Dios un sér verdaderamente es- condido (2), cuyas huellas no podemos seguir. Para que nuestra alma ligada á los sentidos, los cuales sólo son capaces de conocerlo que es palpable y visible, pudiera elevarse hácia Dios y verlo como es en sí, era preciso que el cuerpo mismo sufriese alguna mutacion (3): pues siendo pesado y corruptible, no deja el alma volar al cielo. Esa mutacion llegará; pero entre tanto, el hombre no puede ver 4 Dios sino en enigmas ó imágenes oscuras, ni entrar en las interioridades de su naturaleza, ni investigar sus obras ocultas. Sin embargo, el deseo natural de nuestra alma es conocer la verdad 4) Psalm, 18 ,v. 2. (2) Isai,, cap. 45, v. 45, (3) El cuerpo, dice San Pablo, á manera de una semilla, es puesto en la tierra en estado de corrupcion y resucitará incorruptible: es echado en estado deforme , y resucitará glorioso: es puesto en tierra sin movi- miento, y resucitará lleno de vigor: es puesto eomo cuerpo animal, pero resucitará todo espiritual : porque es necesarío que este cuerpo corrup- tible sea revestido de incorruptibilidad, y el que es ahora mortal, sea revestido de inmortalidad, (4. Cor. cap. "15, y. 42, 43,44 y 53.) Esta nueva naturaleza. esta renovacion y regeneración, como la llama el mismo Apóstol, por la cual suspira toda criatura, y mucho más nos- otros que tenemos las primicias del Espíritu (Rom. cap. 8, y. 23), es tan indispensable para nuestra alma , que sin ella no pugiera ver perfecta- mente á Dios, estando unida al cuerpo. 32
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