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494 deciendo ella tambien con toda clase de hermosura. Si la llamamos nube, ella esla que llevó en su regazo al que se viste de nubes ; si candelero, por ella vino la luzá los que estaban sentados en sombra de muerte : si trono, ella recibió en su seno y concibió por virtud del Espíritu Santo al que reina invisible en el trono de su Padre: si Margarita, ella dió 4 los mortales la Margarita mas preciosa del cielo : si paraiso , ella es la que abriendo el edén á los que debían condenarse, los introduce en el reino que ha de durar para siempre; si monte, ella es la ámplia morada del que con sólo su querer hace que humeen los montes; si tierra, ella es la que llevó sin dolor al que con ligera insinuacion mueve los montes y sacude la tierra ; si mesa, ella esla que dió leche maternal al que nos da todo alimento ;si mar, ella es la que sellócon ósculos de sus labios al que congregó las aguas en un solo lugar» (1). Con esta claridad enseñaban los Padres de los tiempos primitivos lo que la Iglesia creía sobre la Virgen María. Causábales estupor 4 estos santos, que vivían en contemplacion contínua de las grandezas de Dios y de su Madre, que una pura criatura hubiese importado tanto en la obra de la reparacion del mundo. Tanta santidad como ha habido en la humanidad , tanta pureza de costumbres, tanto celo por la gloria de Dios, tanta inteligencia de los misterios divinos, tanta elevación de espíritu, de corazon de sentimientos y de afectos hácia Dios, todo esto ha venido de una mujer llamada á ser Madre de Dios en la generacion temporal y Madre de los hombres én la vida de la gracia. Lo que hubo ántes de la aparicion de esta mujer fué mucho :» pero, ¿quien, dice el mismo Santo Padre (2), no queda traspasado de estupor? ¿Quién no se queda como clavado en un éxtasis? ¿Quien no se postra con suma reverencia ante la magnitud de tanto misterio? Si las obras hechas ántes que viniese la ley de la gracia son tan grandes, que exceden á toda fuerza é inteligencia y 4 todo pensamiento, ¿ quién puede contar las que se han hecho despnes? Si son ilustres las obras que pertenecen á las sombras y á la ley anticuada , ¿qué grandor no ten- drán las que han seguido á la manifestacion del Espíritu Santo?» Como consecuencia de esta fe viene en seguida la confianza con que esos mismos padres acudían á la Vírgen, poniendo debajo de su proteccion la grey que Dios les había encomendado, y la suplicaban que rogase á su Hijo por reyes y vasallos, por sacerdotes y pueblo, por los navegantes , por los enfermos ,por los moribundos, por todos, como lo verémos por la siguiente salutacion con que el mismo San Tarasio concluye su discurso, brotando en cada una de sus palabras no (4) Orat. S. Tharasii Patr. Const. in Deipar. presentat., 0.” XIL 2) id. ibid, n.? XUL
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