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41 anunciada; y por fin, el calcañar de la misma mujer no es sino una admirable sig nificacion de las asechanzas que había de tender el mismo Lucifer á la parte inferior del futuro Mesías, á su humanidad, á la mis- ma Madre, en cuya planta no llegaría jamás el enemigo á clavarla su ponía y á la familia mística del mismo Mesías y desu madre, á la Iglesia , contra la cual nunca prevalecerían los poderes del infierno. Grande era la perspectiva que se presentaba á la humanidad en la consumacion del gran acontecimiento delineado á grandes rasgos por la mano del mismo Dios, entre las amenas florestas del paraiso terrenal. Aquel dia del combate, de la derrota, de! triunfo y de la rehabilitacion, era como el centro convergente de todos ¡os deseos y aspiraciones; porque desde el momento de la. defeccion de Adán, el linaje humano tódo entero era como un ilustre personaje rebelado Con= tra su rey, y destituido, en casligo de su rebeldía, de todos sus honores, al cual no le ha quedado más esperanza que la clemencia del mismo rey, aplazada para el dia del nacimiento del príncipe su hijo. Era con- secuente que todos estuviesen en espectativa del gran héroe que ha— bía de venir á combatir con la serpiente, y que deseasen ver ese dia, como que desde él en adelante la esclavitud del pecado se acababa, la postracion y el aherrojamiento del enemigo comun se verificaba, las puertas del cielo se abrían, y la sogjedad humana-entraba 4 gozar de nuevo de los honores que Dios la Mia concedido. Ahora pues, entre tantos acontecimientos «como ha habido en el mundo, por muy notable que haya sido su magnitud , sólo éste ha lla- mado la atencion universal, sólo él tiene la gloria exclusiva de haber caracterizado con una sorprendente unanimidad las ideas de cien ge- neraciones. Cuanto hubo verdaderamente glorioso en cuarenta centu- rias, ora en el círculo de lo sagrado , ora en la esfera de los eventos públicos, fué una preparacion de la gran era que los hombres espera— ban. Por lo que, no pudiendo realizarse el sistema divino de la reha- bilitacion del hombre sin el naciraiento del reparador, la idea de la mujer que lo había de dar á luz, no podía pasar desapercibida. Con- fusa y sombreada en lo general, menos abstrusa en la totalidad del pueblo de cuya sangre había de nacer, y clara y distinta en algunos hombres eminentes de la nacion escogida, ello es, que esta idea es un hecho histórico claro é innegable , así como lo es la creencia que han tenido todos, fuesen idólatras, 6 bárbaros , ó salvajes, ó civilizados, de la desaparicion de la primera edad de or o, dela otra edad de oro que había de sobrevenir , de la pérdida de la primer a por el coloquio de una serpiente con un hombre y una mujer, y de la reaparicion de la se— gunda por la venida al mundo de otro hombre y de otra mujer (1). (1)- Como no escribimos la vida de la Virgen para inspirar conviccio- nes, sino para que los creyentes verdaderos la tengan cada dia más

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