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lll 2 ROA A io sl e Da cl AS a ro E 161 sobre si los trabajos de ésta vida mortal;>él quiere hacerse niño, tener frio y sufrir, y yo le tengo tanto amor, que si pudiera suceder , aún aumentaria su felicidad infinita. Decid, pues , al Señor, oh ángel, que mi alma y corazon son suyos: yo le daré el sér que apetece en mi seno, lo alimentaré á mis pechos siendo"niño', lo acompañaré en su peregri- nacion, y moriré tambien con él y por él, porque soy su esclava, Desde este momento la Virgen era Madre de Dios, y lo empezaba á amar como las demas madres aman á sus hijos. Y ¿cómo aman las madres á sus hijos? Con un amor que sólo ellas son capaces de lener, el cual por grande que sea , es amor limitado , por salir.de un corazon que tiene límites. Pero el amor de la Virgen es infinitamente mayor que el de todas las madres , ora porque sale del corazon de la Madre de Dios , ora porque tiene por término el corazon del mismo Dios. Sobre este amor hay que hacer dos preguntas : ¿tendrá fin el amor de esta Madre ? Nó. ¿Necesitará siempre su Hijo de sus cuidados y de las ter- nuras de ese amor? Nó. Y en ese caso ¿para quién será ese amor? ¿Para quién sus cuidados? ¿Para quién sus ternuras? Para los que teman á Dios, para los predestinados, porque todos son hijos de. la Virgen , herederos de Dios y coherederos de Cristo. ¡ Dichosos hombres , que son amados por el corazon que no conoce limites, ni en amar, ni en favorecer á los amados!