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444 esta no hubiese sido elegida para esposá de su progenitor”; núnca hue bieran. ellos existido, ni obtenido nobleza, riquezas y talentos. Fijemos ahora nuestra atención en la Madre de todos los redimi+ dos en la sangre del Hijo de Dios. Cuando se reflexiona con atencion en' la causa eficiente'de la pre. destinacion de los santos, no puede úno ménos de “asombrarse , al ver la gran parte que tiene en ella la Madre de Dios. Esta causa eficiente es Ja voluntad de Dios ; mas ¿cómo? es la voluntad divina, movida'á ello en vista de los méritos infinitos de su Hijo: pero estos méritos, en cuya atencion son predestinados los hombres ¿existian acaso ateñt dida únicamente la generacion eterna del Verbo “divino? Ni cierta mente: estos méritos existían eternamente en la mente divina ,' por cuanto fueron previstos desde la eternidad : y ellos movieron: lá volun- tad del Padre celestial para predestinarnos; sin ellos, los horbrés*no hubieran podido ser predestinados ni salvados, si'mirámos' solamente á los decretos de la actual providencia, Existían , estaban decretados, y desde el principio del. mundo se 'inmolaba el Hijo «de "Dios por-los hombres (4), los redimía y los libraba del pecado y de la muerte. Pero qué ¿Dios impasible é inmortal paede padecer y morir? Nó; y siendo necesario que padezca y múera pára mover la voluntad de su Padre'4 predestinar á los hombres, no podría cumplirse esta muerte é inmola- cioh en la segunda persona dela Trinidad, quees constistancial € igual al Padre, Dios de Dios. El Padre es Dios inmortal y o puede engen- drar sino un Hijo Dios inmortal; por consiguiente, para'que' este: Hijo pueda merecer la predestinacion de los' hombres muriendo y sacrifi- cándose ,. ¿qué se necesita? Es preciso que éntre este Hijo de Dios en el vientre de María, que empiece á ser Hijo de la Virgen; que dos natu- ralezas, inmortal una, mortal otra, estén unidas á una misma perso- na. divina, para, que personificando el Hijo de Dios la naturaleza huma- hay ¡muera ésta y merezca ella tambien, , dando la. persona, dixina..á estós merecimientos un valor: infinito. Emburga en efecto nivéstra inteligencia la: grandeza 'de"esta ver- dad «.si.no.damos al Verbo divino la naturaleza, humana, no piede dar: suvvida por los hombres sosi-no damos. á,la naturaleza humana, la persona divina del Hijo de Dios, -no puede aquélla: adquirir méritos infinitos, como se hecesita pára aplacar Ja justicia'eterna *oféndida, porhabarlo, exigido Dios así, Resulta de aquí una verdad clara y pal- maria , y. es, que: para predestinar á-los,Santos,. tan necesaria, es Ja persóna divina, como la' naturaleza: humana en' la “Encarnacion- del Hijo de Dios; porque, si éste no' hubiese muerto; “no habria! «sido (1) “Apoc. , cap. 13, v. 8.
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