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414 vida interminable, ya que se han descrito sus hazañas en la caduca y transitoria Y este es precisamente el caso de nuestra narración. La Virgen María puso su virginal pié en el sepulcro, como"la blanca paloma lo pone sobre el pétalo de la planta, que'sé halla al borde de un lago, para hacer hincapié en ella 4 fin de tomar más rápido vuelo hácia las nubes, y atravesar coñ mayor velocidad los espacios. Su tránsito feliz fué una Ji“ gera copia del desu amado Hijo: durmió tres dias entre las sombras del monumento, sombras iluminadas con las ráfas gas de luz que la maternidad divina derramaba con tanta copia en Nazaret como en el santo cenotafio, así como dur- mió Aquél en el sepulcro, glorioso para siempre; pero de allí, como de un tálamo de rosas, la blanca paloma del Es- píritu Santo, la única querida del Padre , la escogida del Hijo voló á las regiones del empireo, no sólo para vivir, sino tambien para reinar. Y si cierto, cómo lo es, que María vive , no es posible dar la última plumada 4 su vida, pues es preciso continuar escribiéndola siempre; y si María reina, tambien se hace necesario decir cuál es su reino, cutl su imperio, cuáles sus súbditos, cuáles las relaciones que tiene can ellos , y cuáles por fin sus glorias y sus hazañas. En el curso de su vida mortal, la Virgen de Nazaret nó se dejó ver con todas las glorias que le eran propias: una niña educándose en el templo : una doncella dando su mario de esposa 4 un pobre artesano de aquella ciudad humilde: una jóven que da 4luz un niño, fruto, en opinion del púe= blo, de su santa union con aquél hombre de empleo ordi= nario: una mujer que tiene más tarde gran opinion entré algunos por ser madre de un Profeta extraordinario, y en- tre otros es mirada con menosprecio y quizás con aversión, por haber dado el sér al que ellos miran tambien con eneo- no, porque reprende sus vicios, hé aquí la historia paga de la hija de cien reyos.