BCCPAM000542-2-34000000000000

35 todas sus propiedades; y despues de dársela , todavía queda ella pura, Integra y siempre Virgen , no obstante que en el órden de la naturaleza tiene la más asombrosa fecundidad, concibiendo, engendrando y dan- do vida al Hijo de Dios, y en el de la gracia se hace la Madre de cuantos han de ser con su Hijo herederos de la gloria eterna. Hé ahí por tanto la Virgen más pura y la Madre más fecunda: por ser Virgen en la carne, en la mente, en las costambres, en el pudor, y én todo Virgen, bajó Dios á vivir en ella, haciéndose hijo suyo, hermano de todos nosotros en la naturaleza . Redentor, Salva- dor y Padre de los predestinados, lo que no podía” acaecer sin que su Madre viniese á ser la madre tambien de cuantos se salvasen. Apa- rece por consiguiente la Virgen en la mente divina desde la eternidad bajo tres diferentes aspectos, que se verifican en su maternidad divi- na: la Encarnacion del Verbo, la deificacion del hombre y la refor- macion de lo criado, eran tres empresas de la Divinidad, que no podían realizarse sin que la Vírgen tomase en ellas mucha parte. Consideraba esté sin duda San Juan Damasceno, y decía á la Virgen estas palabras: «Tendrás, oh Virgen, una existencia mucho más pre- ciosa que la naturaleza; y no será esta vida para tí misma, pues no has de ser engendrada para tí; tendrás á Dios, pues para eso viniste al mundo, á fin de que te prestases á ser la compañera en el minis- terio de salvar al mundo, y por tu cooperacion se cumpliese el anti- guo decreto de Dios, en el cual tendrían su complemento la Encar— nacion del Verbo y la deificacion del hombre (1). Ella estuvo predestinada ántes de los tiempos , dice San Antonino de Florencia, para que fuese el principio de donde dimanase la nue- va creacion de lo que había sido criado, y pudiese decirse de ella con toda verdad: El Señor me poseyó en el principio de sus caminos, es decir, me hizo ser la primera de toda pura criatura (2), No hay para qué detenerse en decir por qué se atribuye en senti- do místico á la Madre cuándo dice de sí mismo en los libros santos su Hijo, que es la Sabiduría eterna. San Andrés Cretense discurre de la Virgen del siguiente modo: «En vista de ella y por ella fué criado el hombre al principio, y fué extendido el cielo y hecha la tierra , y cuanto se hizo por el hombre. Porque habiendo Dios previsto la caida de Adan, nunca lo habría criado si no hubiese predestinado la re- paracion; esta reparacion se disponía por medio de la Virgen, y apa- rece claro que el hombre existe por ella; y no sólo el hombre sino cuanto ántes y despues se hizo por €l (3)». Véase pués qué presente estaba en la mente divina la Vírgen María desde la eternidad, (1) S. Joan. Dam., Or. 4, de Nat. Deip. (2) 1.p.,t. 18, c. 44. (3) Div. Andr. Cretens., Orat. de Deipar. Nativ.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz