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dl y 5] E 384 nos de veneración , afirman que María Magdalena, la ilustre peca dora, que había hecho absoluta renuncia por amor de Jesucristo de cuanto tenía de precioso y rico, se hizo compañera y discípula inse- parable de la Virgen, desde el dia que consagró su hermosa madeja á enjugar los piés del Redentor , habiendo andado con ella tras del Re- dentor mismo en sus predicaciones, seguídola al Calvario y estado á sn lado hasta que salió de Jerusalen: y estos mismos dicen que se fué tambien en su compañia á Efeso, donde murió pasados algunos años , lo que nada tiene de improbable, aunque no lo podamos afir- mar con toda certeza (1). (4) Asi lo dicen: el Patriarca Constantinopolitano Modesto, que floré- cía en el año 920; San Gregorio Turonense y San Guilebaldo, quien en su relacion histórica del viaje que hizo á Jerusalen, afirma que vió en Efeso el sepulcro de Santa María Magdalena. Y en efecto ,el Emperador Leon el Filósofo en el año 800, transportó sus reliquias á Constantinopla, y las colocó en la iglesia de San Lázaro. Otros autores, respetables tam- ien, sostienen que Santa María Magdalena murió en la Provenza ; sin embargo, aunque todavía nose sabe cuántas fueron las Marías conver- tidas , y si María la hermana de Lázaro es la Magdalena , hay muchas razones para creer que María hermana de Lázaro no es la pecadora; en- tre otras dirémos la siguiente : cuando la pecadora tocó los pies de Je- sucristo , se escandalizaron los fariseos de que un Profeta se pusiese en contacto con una pecadora : ahora, pues , consta por el Evangelio que la casa de María era muy frecuentada de los nobles de Jerusalen , y que ella misma estaba rodeada de ellos, cuando llegó Jesus, y al poco re- sucitó á su hermano : y si hubiera sido la Magdalena pecadora , segura- mente que no la habrian honrado con su presencia : porque á pecadores nadie los ganaba, pero á hipócritas ménos. El Breviario Romano lee en el oficio de Santa Marta , que ella y María su hermana y San Lázaro vi- nieron á Marsella, y que habiéndose Marta retirado á vivir con otras vírgenes convertidas á la fe, que quisieron consagrarse al Señor á su ejemplo , su hermana María se fué á la soledad del desierto, donde pa- só algunos años , haciendo la penitencia más rigorosa. Bien podría ser por tanto que la Magdalena de la Provenza fuese María hermana de Lá- zaro , lo que no es por cierto poca gloria para las Galias. Porque es cier- to que San Juan Evangelista al hablar E 14, v. 2) de que María un- ió los piés á Jesus, no parece que intente hablar de lo que refiere San Lucas en el cap. 7.?, v. 38, sino de lo que hizo ella á los pocos dias, po- niendo por anteposicion ó prolépsis lo que sucedió despues , para reco- mendar á esa nuble persona, cuando la nombraba por primera vez. Y que esto sea por anticipacion , se comprende bien: pues no había ha- blado ántes nada el Evangelista , ni de la mujer pecadora que describe San Juan ni de este hecho, Además la mujer que describe San Juan pa- rece que vivia en Jerusalen , miéntras que la hermána de Lázaro María vivía en Betania. Hay que notar tambien, que si el Evangelista, al re- ferir la uncion de los piés de Jesus con el precioso bálsamo verificada por la hermana de Marta , hubiese querido decir que era la mujer te cadora que lo hahía hecho en casa del fariseo como lo refiere San Lu- cas (cap. 7, y. 37), hubiera usado de otro lenguaje, así como lo empleó para significar la accion pasada de Nicodemus. Véase la diferencia : de

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