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368 Oh Reina clementísima , tesoro inestimable de gracia y de virtud, nosotros que somos tus hijos y tenemos más gloria en esto que en la posesion de todos los tesoros del mundo, si fueran nuestros, confesa- mos con humildad , que te debemos cuañto somos y cuanto tenemos. Y puesto que confesathbd que tú erésla qué 'has plantado esta viña del Señor, díignate mirarla desde el cielo , y darla la perfeccion conve- niente, para que produzca frutos de santidad. Arroja de ella con tu virtud al fiero jabalí que ha salido de la negra selva de la impiedad, y se ha introducido en ella desmenuzando con sus dientes de hierro cuanto encuentra á su paso : da luz á tus hijos para que arrojen á las llamas los libros que los herejes ponen en sus manos, y fortaleza á los pastores para que tomen en su mano el cayado, y ahuyenten con él 4 los lobos infernales, para que vivan bajo el suave imperio del úni- co pastor del rebaño de los creyentes, y alaben á Dios por sus mise- ricordias en esta vida y enla otra: (Así sea.

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