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MN ' 4 dl b AAA 340 ¡ah! quizás ántes de ir 4 buscar 4 éste en casa del Fariseo, fué á los piés de su Madre, y ella la estrechó en sus brazos, y recibió en su corazon todos ¡los deseos, y, suspiros de esta, alma penitente, y la enseñó la ternura con que Jesus recibía á lós pecadores. Alabemos al Señor por las excelencias que nos ha revelado acer- ca de su Madre, y adorémosle por haber querido tener en secreto la mayor parte de sus acciones : pero aprendamos en María, á oir con humildad la voz de nuestro Maestro Jesus, creyendo siempre que, por muy internados que nos hallemos en la ciencia de Dios , siempre serémos junto á él unos niños balbucientes. Bien profundamente ins- truida estaba María, y sin embargo, siempre seguía á Jesus en sus sermones. Aprendamos además el modo de seguir á Jesus en su es- cuela , haciendo poco caso dela carne y sangre que nos arrastra á la vanidad, arrostrando todo trabajo por continuar nuestro camino ; y despreciando lo que digan los: mundanos para quienes la» cruz de Jesuerísto es una necedad, porque quieren tener el paraiso en la tier= ra, y reputan por ilusos y estúpidos á los que se mortifican y $0 pri- van'de las comodidades de la vida, por ganar el cielo.:Sin embargo, donde hay cruz está Jesucristo , donde hay sensualismo , Satanás.
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