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295 En efecto, se iban á cumplir cuarenta dias desde que la tierra virginal había germinado al Salvador: y aunque su Madre Santisima lo habia dado á luz sin lesion de su virginidad , y sin sufrir ninguna de las dolencias y miserias de las otras madres, quiso dar exacto cumpli- miento á cuanto la ley de Moisés prescribía á las recien paridas, suje- tándose sin estar obligada á esta prescripcion legal, asi como su Hijo se sujetó á la de la circuncision , para que nosotros nos viéramos li- bres del pecado(1). Debía tener lugar esta ceremonia religiosa á los cuarenta dias despues del parto, llevando los padres al Hijo al templo santo , y ofreciendo al Señor un cordero y una tórtola, si eran ricos; Ó un par de tórtolas ó dos pichones, si fuesen pobres: y aproximándose ya el dia señalado, dejó la purísima Vírgen aquel portal que había si- do el primer templo , donde su Hijo habia sido adorado como Dios por los ángeles y los hombres; y es bien creible que,el corazon sensible de la Señora se conmovería , al separarse de un lugar que era tan dig- no de yeneracion , por haberse obrado en él tan soberanos misterios. Consolábase, sin.embargo , al pensar que dirigía sus pasos al templo santo de Jerusalen , bajo cuyas bóvedas resonarían los cánticos sagra- dos al Señor, cuando ella le ofreciese el sacrificio más grato que se habia presentado en las sagradgs aras, desde que de órdendel mismo se habia erigido su altar. E Eran éstas las ideas piadosas que animaban á María en el corto viaje que hizo de Belen á Jerusalen, á cuyo templo llegó llevando en sus brazos su sagrado infante , y su santo esposo las dos avecitas que: se habían de ofrecer en sacrificio, para rescatar al primogénito de la virginal esposa. Pero ántes que María pase del umbral sagrado, con- templemos la ofrenda que lléva, para que alahemos su prudencia, su caridad y su humildad, y la imitemos. Porque en verdad, hacía pocos dias que Maria fuera una señora opulenta , én cuyas manos entraron ricos tesorós que dieron á su hijo los Magos: mas- eso no obstante, María no quiso salir de su humilde condicion, ni que su Hijo pasase por rico ante la ley , habiendo nacido pobre, y por eso no lleva al templo más que la ofrenda de los pobrecitos. ¡Ah! Quizás en todo ello veía la Virgen un misterio y tambien mediaba alguna cosa. pues si bien el Oriente la había enviado tesoros, ella los había remitido al clelo por manos de los indigentes: y aunque no la hubiera faltado con que hacer una ofrenda mayor, quiso mejor llevar los pichones y las tórtolas, para expresar en estas avecillas la sencillez y la caridad, que han de ser nuestras compañeras' en nuestras oraciones al Se- ñor (2). Habían pues los santos esposos llegado á la puerta de entra= (1) Venerab. Bed. in Cat. aur. Div. Thom, in hune loc. (2) Cat. aur. Div. Thom. in hune- loc.
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