BCCPAM000542-2-34000000000000

276 eximirse , y el legislador nada le manifestaba: mas cuando quería decidirse á dar cumplimiento á la ley, salíale imperiosamente al en- cuentro su propia conciencia , y le decía que en justicia no podía ex- poner á la difamacion y á las penas de la ley á quien no había peca- do (1). Y hélo pasando dias tristes, noches en vela, momentos atri- bulados, pensativo, silencioso, macilento y loroso; pero humilde, sometiéndose á los juicios de Dios: justo, no queriendo faltar á su ley; prudente y mortificado , conteniendo los impulsos del amor pro- pio; caritativo, no queriendo hacer mal al prójimo; fuerte, comba- tiendo con valor con un aluvion de males; equitativo, dando á las virtudes de su esposa el valor que tenían, y creyente como Abraban, que esperó contra toda esperanza , pues creyó firmemente que María era pura, casta y virginal, contra lo que podían sugerirle sus senti- dos que creyese de ella (2). Tempestad tan deshecha como ésta agitaba el corazon del esposo, no siendo menor la que agitaba el ánimo de la virginal Maria. Veía ésta la profunda tristeza en que aquél vivía sumergido, y no podia ménos de entristecerse su corazon al comprender la causa. Mas, ¿es- taba en su mano el remedio de estas penas? Una palabra suya hubiera devuelto la serenidad al alma atribulada: mas era preciso descubrir un misterio de la Divinidad, lo que Maria no hubiera hecho sin ór- den expresa del cielo, aunque debiese perder cien veces el honor y la vida: era necesario manifestar la dignidad, á que Dios la había ele- vado , lo que su humildad la prohibía. Así , la esposa en su retiro y el esposo en su soledad elevaban al cielo una misma oracion, respi- rando ambos los mismos sentimientos de humildad , y de acatamiento de los juicios del Señor, y pidiéndole amparo en tan extremada aflio- cion, pero mostrándose siempre'entre sí llenos de caridad, de dul- zura y de santa amabilidad, como si nada de tan complicado negocio ocupase sus ánimos. Debemos considerar con gran atencion la conducta que Dios tuvo con las dos almas más heroicas que había entonces en la tierra: pues quiso que por los medios ordinarios , que ha establecido en el órden de la gracia, saliesen victoriosos de sí mismos y de esta gran tribu- lacion estos dos heroes , ejerciendo las virtudes del silencio, de la hu- mildad, de la caridad, y de la fe y esperanza en Dios, no exigiendo de él ni prodigios ni revelaciones , ni faltando á la caridad con que nos debemos amar mútuamente. Asi es, que cuando la tempestad parecía más furiosa , sobrevino la calma: porque, ántes que acusar á un inocente faltando á la justicia, y la caridad , decidióse el santo (4) Matth. cap. 1, v. 19. (2) Contra spem in spem credidit. (Rom. cap. 4, v. 16.)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz