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242 . Pero véase cómo San Isidoro de Tesalónica describe la dignidad real de la niña recien nacida. «Yo'pienso, dice, que á fin de que los hombres viesen, cuán semejante es la Virgen 4 Dios, quiso el Cria- dor que hubiese entre él y la Virgen una nueva razon de union, y que todas las criaturas adquiriesen: por medio de la misma Virgen una hermosura nueva. Y en realidad me parece que David habló de ella cuando dijo admirado. ¿Quién serásemejante á Dios entre los hijos de Dios? Porque ninguna criatura ha subido sobre la sublimidad de las nubes hasta tocar 4 Dios; sino es-la Virgen. Y «creo tambien que David hablaba de ella cuando dijo , que los cielos destilaron (1) : por- que con eso demostró, que no se abrían los cielos, para arrojar tor= rentes destructores, como en tiempo del diluvio : sino que fueron destilando con suavidad esta for preciosa, la Virgen :inocentísima. Por lo que siendo ella el trono de Dios , no creo que se aparte de la verdad el que afirme, que la Virgen es un cielo y una emanacion del cielo (2).» ¡Ob euán cierto es, que, si bien la Virgen no nació. en palacios de mármol , vino al mundo con toda la pompa que le corres- pondía, como reina del gran pueblo que reinaría para siempre! Nació la Virgen María , como la brillante aurora, cuyos colores purpúreos anuncian la inminente aparicion del astro del dia: nació, subiendo del desierto árido de la triste humanidad , como una co- lumna de vapor aromático , compuesto de mirra incorruptible y de incienso oloroso : nació , dando paz á la tierra y alegría á los cielos, y escitó tan poderosamente la admiracion de: los habitantes del' empí- reo, que todos 4 una se preguntaban , quién podía ser aquel sér tan esplendente en virtudes y glorias, que daba su primer paso en la tierra con más resplandores de santidad, que los más sublimes mo= radores del cielo. Muy pronto pudieron los ángeles salir de su ansie- dad, pues á poco de haber nacido esta niña , se le impuso aquel nombre, que por primera vez había sido pronunciado por la boca de Dios, euando abrió los tesoros de su misericordia ' para redimir al hombre, y sacó de ellos el nombre que tendría la Madre de «su Hijo humanado (3). Muy pronto resonará como el anuncio de paz en los oidos de los mortales: pues Joaquin y Ána van á descubrir el secreto, que hace nueve meses les ha comunicado el Arcángel Gabriel, impo- niendo á la niña obtenida por milagro, el nombre que el mismo Dios la ha señalado (4). Mas, ¿qué nombre se dará á la que despues de (14) Psalm. 67, v. 10. (2) Div. Isidor. Thessalonic., Serm. de Nativit. Virg., núm. VIL, VII. E Iniit consilium Deus de redemptione hominum, et statim de the- sauro divinitatis Marie nomen evolvitur. (S. Petr. Damian. , Serm. 2, de Assumpt. (4) Anna uxor tua parigt tibi filiam, et vocabis nomen ejus Mariam. (Div. Hieronym. , serm. de Assumpt.)

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