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222 rables y estupendas, que había determinado hacer mediante la Encar- nacion de su Hijo. En cuanto hizo el Señor para preparar el cumplimiento de esta gran obra de su sabiduría y omnipotencia , es grande y admirable, pues estuvo disponiendo las cosas por espacio de cuarenta siglos. En ese largo periodo de tiempo fueron los hombres testigos de grandes portentos , de los cuales.se servía el cielo para contener á los malos en aus miras inícuas , y ponerles un valladar en sus planes de des- truccion. Sin embargo, los hombres no veian en esas muestras de la omnipotencia divina más que dos cosas; una, la realidad de la accion portentosa, que palpaban; otra, el objeto inmediato de la maravilla, que consistía en librar al pueblo escogido de los enemigos que habían jurado su avasallamiento ó su exterminio. Pero había otro fin conoci- do del autor de esas maravillas : este fin era conservar al pueblo es- cogido , y entre sus doce tribus á la de Judá, y entre las muchas fa- milias de esta tribu á la de David: porque era este gran Rey, aquel 4 quien Dios había prometido con juramento que su semilla había de durar para siempre, y que su trono tenía que brillar como el sol en presencia del Altísimo, y ser para siempre hermoso, como una luna perfecta, que no tiene menguante jamás (1). Dicho esto, casi está por demás el decir cuán dignos son del amor, de la veneracion y del respeto de todos los hombres los nobilí- simos progenitores dela Virgen María. Joaquin y Ana son los dos séres destinados por Diosá poner la clave al edificio de grandeza , que por espacio de cuatro mil años había llamado de una manera especia- lísima los cuidados de la Providencia divina. Eran la clave que daba consistencia imperecedera al imponente edificio de la familia de David, y al mismo tiempo el cimiento de otro mayor, pues de ellos tenía que nacer la augusta Niña, en cuyo seno virginal tomaría carne el Hijo de Dios, para dar consistencia eterna á la descendencia de David, y fundar el trono y el reino que mediría su permanencia con los dias de la eternidad. Bien puede decirse, que , desde que Joaquin y Ana se unieron en santo enlace para dar un vástago más á la raíz de Jesé, Dios concluyó todas las obras que tenía decretado sacar de la nada, y que entraban en descanso , despues de haberestado haciendo ostenta- cion de su poder para conservar la descendencia. humana , desde Adan hasta Noé , desde Noé hasta Abrahan, desde Abrahan hasta David, desde David hasta Zorobabel, y desde Zorobabel hasta Joaquin y Ana; y apénas haya dado á estos santos esposos el fruto de bendi- cion, ya puede toda la descendencia de Adan arrodillarse ánte este Patriarca, que tiene en sus brazos una niña tierna, y darle el más (1) Psalm. 88, vv. 36, 37, 38.
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