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PARTE SEGUNDA QUE COMPRENDE DESDE LA ASCENDENCIA DE LA VIRGEN Y SU CONCEPCION , HASTA SU ASUNCION Á LOS CIELOS, LIBRO DUODECIMO. IA > LOS SANTOS PATRIARCAS JOAQUIN Y ANA. Poco es lo que el saber humano puede descubrir en las obras divinas, porque segun la sublime y bellísima expresion del Profeta, los caminos de Dios son sobre la mar, y sus sendas sobre muchas aguas (1), no siendo posible al mortal examinar sus huellas, ni cono- cer sus pisadas, así como no es posible que sepa el camino que ha hecho una nave deslizada en el Océano, porque no deja huella (2). Echase de ver esto fácilmente al contemplar el modo sorprendente, como el Sér divino une en un mismo punto dos extremos que al pa= recer del hombre no podrian aunarse jamás: porque ve que media entre ellos una distancia infinita, y sin embargo, basta que Dios lo quiera para que desáparezcan: las distancias. La mano de Dios va obrando siempre con suavidad y con fuerza , no siéndonos posible ver= la sino en sus efectos; pero ella está en todas partes, coordinando las cosas, y llevándolas á su fin, y conduciendo hasta las mismas volun= tades humanas sin violentarlas, ni compelerlas, al fin que ha decre- tado su sabiduría eterna. Y si esto acaece con las acciones de las criaturas, y en órden á la conservacion del mundo visible, con mu- cha más razon tenemos que decir , que acontece en todo lo que per- tenece ála religion; y sobre todo en la ejecucion de las cosas admi- (1) In mari vie tuz, et semite tuz in aquis multis, et vestigia tua non cognoscentur. (Ps. 76, v. 20.) (2 Tria sunt dificilia mihi... viam navis in medio mari. (Prov., ca- pítulo 30, v. 19.) LIB ] ! p H ñ

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