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192 del primer padre: es un castigo, que comprende á todas las ramas del gran árbol por efecto de una ley general y universal. Esto enseña la revelacion : pero la razon filosófica , una vez amaes- trada por la divina, sobre el orígen de estos males, comprende muy bien que, supuesto es un castigo general el venir á la vida trayendo un orígen inficionado , puede haber un privilegio que exima á alguno de esa ley. Y como consecuencia de esto no puede uno ménos de afir- nar, que en el órden moral de la humanidad, no puede: ninguno de sus hijos evadirse de una disyuntiva, que es como un círculo de hie- rro, en que está encerrado. Esta disyuntiva es la siguiente : ningun hombre , que sea hijo de Adan, segun el curso ordinario de la matu- raleza , puede ser en el órden moral mejor que los demás, por ser todos hijos de una naturaleza corrompida : si alguno ha de valer más que los otros al ser engendrado, y los ha de superar-en grado abso— luto en gracia y virtud, es indispensable que no adquiera el mal, que se inocula á todo hombre por una ley de justicia , al entrar en el nú- mero de los descendientes del gran árbol. Hé aquí la mole verdaderamente inmensa , que se pone delante de los ojos de nuestro entendimiento, cuando tratamos de deslindar el principio de la superioridad infinita de la Virgen, comparada con los demas vástagos de la naturaleza humana. Sila Vírgen es tan gran- de comparada con los hijos de Adan , necesariamente lo ha sido des- de el primer momento de su existencia : esto dice la razon, armoni— zando del todo en sus deducciones, con lo que la religion nos enseña acerca de la creacion del hombre y su caida. Y si no hubiese para ella una ley de inmunidad y exencion, si viniese al mundo inficionada de la sávia corrompida del pecado; por más que despues fuese purifi- cada; por más que se echase en olvido y se borrase el sello de peca— do que había traido'al mundo; por más que fuese elevada á, digni- dades las más culminantes; por más que la rodeasen despues torren— tes de gracia y ráfagas inmensas de gloria, nunca podría decirse que era más que los demás sino en una cosa , en haber sido más conde- corada despues de haber sido purificada: y entónces sería más gran- de en lo relativo, pero no.en lo absoluto. Así la razon persiste en de— cir, que si la Virgen es superior á todos los hombres, lo es desde el primer momento , en que empezó á existir. No debe admirarnos, por lo tanto, que nuestra débil razon quede como paralizada , al querer tratar de la superioridad absoluta de la Virgén sobre todos los hijos del linaje humano ; porque lo primero con que uno se encuentra es un misterio, misterio que embarga la razon al quererlo explicar, y que la deslumbraría y oprimiría , si qui- e comprenderlo. ¿Cómo ha podido venir al mundo una hija de Adan, engendrada segun el curso ordinario de la naturaleza , sin in- currir en la ley penal á que están condenados todos sus descendien-

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