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131 Fueron entre tanto viniendo las varias tintas de este sorprendente cuadro , formándolas los tropos y figuras, y los símbolos inanimados de los tiempos más remotos; más tarde empezó á columbrarse la futu- ra derrota del enemigo del hombre por una mujer, pues se dejaron ver en el seno de la humanidad mujeres grandes á todas luces , y he- roinas que consumaron hazañas gigantescas, lo que daba ya colorido más claro á las sombras de los símbolos primitivos. Cuando el lienzo se hallaba en este estado; cuando se puede decir que no había más lenguaje que el de los geroglíficos, la manofivina dió los últimos coloridos, inspirando á los profetas la naturaleza y las propiedades de esta mujer, su dignidad inefable, sus combates, sus triunfos y sus glorias. Una vez delineadas todas estas bellezas , no faltaba más que el soplo divino, que diese animacion al gran objeto que repre- sentaban; y tan pronto como los hombres fijasen la vista en él , lee- rían su nombre venerable en todos los símbolos inertes, y en cada una de las figuras animadas, y tambien en cada una de las profecías, viéndose precisados á confesar que Dios había estado trabajando por espacio de cuatro mil años, para formar el cuadro de las bellezas inenarrables , que tendría su Madre. En realidad , ese admirable tejido de palabras de Dios que anun- cian la venida de una gran mujer, de símbolos que la sombrean , de tipos santos que figuran sus virtudes, de matronas y doncellas que delinean en sí mismas , aunque en débiles rasgos, sus hazañas, y de profecías que describen en lenguaje misterioso sus glorias y excelen- cias, es como la epopeya sublime, que Dios mismo ha estado escri- biendo por el gran espacio de cuarenta siglos, para que su lectura fuese el medio que elevase á los hombres al amor de lo que es esen= cialmente bello y hermoso , á lo eterno é increado, al mismo Dios, tan pronto como viesen en medio de ellos á la. heroina que ella des- eribía. De ese bellísimo conjunto de grandezas se desprende la gran entidad moral de esa Mujer, y se comprende que sola ella vale de- lante de Dios, lo que no vale todo el conjunto de séres visibles é in— visibles , que hay fuera de Dios mismo. Ella es infinitamente inferior á Dios , pero le toca tan de cerca, qué está rayando en lo infinito; ella no es ángel, enya naturaleza y entendimiento tienen toda la perfeccion criada posible, pero es mu- cho más que el ángel, atendido que en esa misma epopeya está escri- to, que el ángel es un ministro destinado á servir á Dios (1), mién— tras que de esa grau Mujer se dice que esla hija del Rey, la esposa, la amiga ,-la única querida. Es un sér humano ; pero hay en este sór lo que no hay en los demás, ora se tomen todos juntos, ora sepura- (4) Dan, cap. 7, v. 10.
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