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126 en anuncios, de la gloria única y singular de la Vírgen, que es el ser madre, rica más que tudas en frutos de fecundidad, y gloriosa cual ninguna , con la flor incorruptible de la virginidad. El ya citado Padre, lleno de aquel santo entusiasmo, que inspira á las almas la fe divina , y engendra en ellas la contemplacion de los misterios celes- tiales , despues de demostrar que María es la puerta cerrada de Eze- quiel, prorumpe en estas exclamaciones: «Diga ahora María: yo he sido hecha puerta del cielo, porque he sido la puerta del Hijo de Dios. Para éste he sido la puerta cerrada, pues así como despues de resucitado entró en el aposento estando cerradas las puertas, así tam- bien nació de mi vientre dejándome intacta. Llenó mi vientre de la divinidad, y no privó á mi seno de la castidad ; ni al concebirlo que- dé sin pudor, ni al darlo á luz padecí dolor (4). Era esta la última profecía, que entre sagrados geroglíficos ence- rraba toda la historia de la Vírgen, que había de dar al mundo al Emanuel. Dejábala Dios encerrada en un libro sellado, que nadie ha- bía de abrir sino su propio Hijo; porque el templo que describía Eze- quiel era todo místico, y nada tenía que ver con el de Salomon , sino como una sublime realidad comparada con su sombra. Era este tem— plo la bellísima figura de la Iglesia, que Jesucristo había de fundar. Para comprenderlo, no hay más que contemplar lo que salía de ese templo : vió Ezequiel que por la fachada que daba al Oriente, salían aguas abundantes; anduvo rail codos desde el altar de donde salían las aguas, y éstas le llegaban hasta los tobillos; anduvo mil más, y ya le llegaban á las rodillas; continuó andando, y tocaban á los mil codos hasta la cintura; por fin, anduvo otros mil codos, y no pudo pasar porque pasaban sobre su cabeza: tan grande había sido el in- cremento de aguas en tan corto trecho (2). Este templo y estas aguas no significaban más que á Jesucristo, sussacramentos , su doctrina, su Iglesia y sus fieles, como poco tiempo despues de Ezequiel lo dijo el profeta Zacarías por-estas palabras: En aquel día sucederá, que saldrán aguas vivas de Jerusalen (3). La m- tad irán á un mar, y la mitad á otro, lo mismo en verano que en invierno; y como lo anunció el mismo Ezequiel cuando dijo Dios por su boca: Yo derramaré sobre vosotros agua pura, y seréis limpios de todas vuestras iniquidades (4). Ha de ser tan grandela virtud y efi- (1) Serm. 14, de Natal. Domini. (2: Ezeq.,cap.47,v.3,4, 5. (3) Zachar., cap. 14, v. 8. Es sabido que las aguas que tenía Jerusa- len en tiempo de Salomon , venían de fuera por acueductos, sin que tu- viese manántiales , ni más aguas que las del torrente Cedron , que pasa por fuera de sus muros á corta distancia , y las lleva escasas en tiempo de sequía. , (4) Cap. 36, v. 23,
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