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122 ó bien hacían aplicacion de ellasá cosas muy opuestas, y á las veces hasta indecorosas , y alguna tambien, honraban á los hombres con las excelencias que Dios habia revelado, que habían de ser sólo para su Hijo. Hemos visto entre tanto la virginidad y maternidad de la Virgen de Israel , preconizada y anunciada clara y distintamente por los pro- fetas, y que Dios concedió á esta criatura excelsa un privilegio que nadie sino ella ha tenido, de ser anunciada en todas las épocas del mundo junto con la venida del Redentor futuro. Tanto honor como este exigía el destino de la Virgen María, pues era entre todos los individuos de la gran familia humana, el único que puede llamarse el sér necesario para la obra de la redencion y reparacion del mundo. Al examinar este cuadro bellisimo de los anuncios proféticos sobre la Vírgen, cuyas primeras pinceladas dió el mismo Dios, se ve uno pre- cisado á decir que es María en el gran edificio de la reparacion del hombre , lo que dice un filósofo cristiano que es el hombre en el gran edificio del mundo (1). Tenía Dios predestinada á esta Virgen á ser como la sacerdotisa de ese monumento admirable de su misericordia, para que, colocada en medio de él, alabase á Dios por las maravillas de su amor;,todo cuanto hay en esta obra parece hecho para María, y María se deja ver predestinada y sacada de la nada para ser toda de Dios (2). Así tuvo el privilegio de ser anunciada á los mortales junto con el reparador de sus males, y franquear todas las edades de la hu- manidad , venciendo todos sus obstáculos, y sobreviviendo á todas sus vicisitudes, conservándose la idea de su venida, áun entre los grose- ros errores de la idolatría , no obstante que esta idea fuese vaga , in definida y confusa, y aunque no se comprendiese el modo de su apa- ricion entre los hombres y de su vida sublime y misteriosa (3). (1). Pregunta Lactancio para qué hizo Dios al hombre; y responde lo que sigue: «Así como Dios crió el mundo por el hombre , así crió él al «hombre por sí, haciéndolo sacerdote de este gran templo, y contem- »plador de las cosas celestiales; él solo es el que, teniendo sentidos y siendo capaz de raciocinar, puede conocer á Dios, admirar sus obras, y contemplar su fuerza y su poder. Por eso, sólo él tuvo el privilegio del lenguaje, que es el intérprete del pensamiento, dándole el cielo »todo esto, á fin de que pueda contar las maravillas divinas , y alabar la "majestad de Dios.» (Lib. de ira Dei, cap. 14.) (2) San Bernardo, intérprete fiel de la doctrina de todos los Padres sobre la Virgen, dice estas palabras : «Por ella ha sido hecho todo el «mundo ; por ella el hombre fué redimido, el Verbo de Dios se hizo car- ne, Dios se humilló, y el hombre fué ensalzado.» (Serm. 3, in Salve Regina.) (3) Es bien conocido hoy dia el descubrimiento hecho en Francia en Chalons-sur-Marne en 1831, de una inscripcion esculpida en el pavi- mento de un templo antiguo, la cual decía asi: Virgini pariture, Drui-
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