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105 LIBRO QUINTO. —IAÁ LA VIRGEN EN LOS. ORÁCULOS DE LOS PROFETAS. Profecias en general. La profecía , así llamada porque anuncia las Cosas, venideras, cuyo conocimiento «no puede tenerse por las luces de la simple ra- zon del hombre, -es por su naturaleza de un órden sobrenatural , y forma una parte muy principal en la economía de la salvacion del hombre y en el órden sobrenatural de la Providencia. Por consiguien- te, toda profecía es un patrimonio legítimo de la verdadera religion, y sólo en su seno puede hallarse , pues su fin directo es la. gloria de Dios y la salvacion del hombre, dos cosas que sólo proporciona la re- ligion revelada. Que el anunciar los eventos futuros, ocultes entre ti- nieblas profandas de oscuridad impenetrable , sea propio y exclusivo de Dios, nos lo dice el profeta Isaías por estas palabras, con las cua- les desafiaba 4 los falsos númenes del paganismo : Anunciad , les decía, lo que ha de suceder en el porvenir , y sabrémos que sots dioses (1). Porque en realidad, la profecía es una especie de mila- gro», que sólo Dios puede hacer, ora por sí mismo , ora por me- dio de aquellos , á quienes él dé su poder; pues solo Dios es due- ño de determinar , que en épocas remotas sucede lo que él prevee, con ciencia infalible , sin derogar por eso á, la marcha de las cau> sas segundas, de que dispone á su arbitrio, sin violentar á las cria- turas libres, y sin quitar lo más mínimo á las causas necesarias. Y ¿quién sino él puede poner en armonía esa muchedumbre de cosas contrarias entre sí, ordenándolas de: tal modo, que hasta las que tie- nen más oposicion , son las que por medios desconocidos al hombre, ayudan tambien á que se realice lo que Dios tiene determinado que ha de suceder? Y en efecto, la primera demostracion, por. decirlo así , que Dios dió al hombre, de que sin la fe no hay religion verdadera, ni posibili- (1) Cap. 41, y. 23
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