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94 lo eleva , necesariamente se deja ver mayor la gracia del mas ínfimo de los ángeles, que la del más elevado de los hombres. ¿(Qué gracia no daría Dios á aquel espíritu que se vió tan glorioso y . refulgente, que quiso sentarse en el trono mismo de Dios? ¿Qué luces tan copio sas no bañarían al que dijo con obstinación altanera que había de ser semejante al Altísimo? (1) Infinito es el número, el peso y la medida de las gracias, que Dios ha hecho 4 las criafuras angélicas, y no hay entendimiento criado que:pueda contarlas y señalarlas el límite: sin embargo, en todo:esto es superior á los ángeles la Madre de Dios, venciéndolos en la sustancia de las cosas, y superándolos-en el modo. ¿Qué valen todas las gracias concedidas á todos los ángeles jun- tos, al lado de la que Dios tenía decretado dar á su Madre? Esta cria- tura, que tenía que concurrir á la ejecucion de las obras más gran- des de Dios, que debía de encerrar en su seno al que no cabe en el mundo , que había de tratar familiarmente los arcanos del 'Hijo de Dios, y había de ver una por una sus acciones inefables , desde que Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre, hasterque este mismo Dios muriese siendo inmortal y padeciese siendo impasible , ¿no había de tener un entendimiento superior al del más encumbrado de los án- geles? ¿No son éstos unos puros ministros de Dios, destinados á ser- virle en el cielo y:en la tierra? ¿Qué tiénen:que ver los criados en per- feccion, en gloria, en virtudes, con «su Señora, con su Reina, con la que es Madre del que los crió para su servicio? ¿Qué valen las gracias repartidas á los que sólo se les concede ver á Dios y gozar de él, con las que son necesarias en quien lo engendra, lo da á luz, lo alimenta, lo acaricia, lo abraza, lo besa, lo salva de peligros y tiene sobre él los derechos de Madre? Para llevar sobre sus hombros el mundo, y regir las cosas inferiores, es necesaria sin duda una gra= cia superior, y solo conocida del que los ha criado (2); mas ésta gracia es un átomo comparada con la de llevar en su seno y en sus brazos al mismo Dios, tratándolo con la teraura y cariño que salen del corazon.de una madre. Este era y este fé el destino de María. Hay mas todavía; la gracia de la impecabilidad y de la permanen= cia eterna en el bien, es el último favor que Dios hace 4 las eriatu- ras racionales en su misericordia ; pero á ninguno,concede esta .gra— cia sino es despues de la prueba , pues para obtener los favores de la (1) Jsaj., cap. 14, y. 44. (2) * El Santo Job (cap. 9, v. 43) dice que tiemblan y se humillan de- lante de Dios los que llevan sobre sí el orbe, no hablando p r consiguien- te sino de-los ángeles, sobre los cuales dice Santo Tomás estas palabras: « La fe católica da por sentado, quelas cosas inferiores son administra- «das por los ángeles, segun lo que dice elapóstol:(Hebr. cap. 4,v. 14): "Todos son espiritus administradores, lo que exige en:ellos un conoci- «miento perfecto de las cosas.» (1. quest. 57, art. 2.)
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