BCCPAM000542-2-33p03d00000000

187 desprecio; son’ Tos fariseos, y los’ que de la misma plebe los siguen ciegamente en su aversion & Jesus; los fariseos, qute- nes, como es sabido, eran el érgano de Lucifer, eran sus hi- _ jos, que hacfan lo que veian que hacia su padre'. No hay que dudarlo por tanto : lo que digan contra la Virgen los enemigos de su Hijo, es lo que piensa Satands: é1 es por de- cirlo asi, la concepcion mental, la palabra interna que fra- gua la opinion malvada, y los judios malos y perversos son la palabra externa, la vou sensible, que patties esas mis- : mas ideas. El primer acontecimiento ruidoso de la vida de Jesucris- to fuera suficiente para haber perpetuado su memoria en | Jerusalén, y haberlo tenido por un sér extraordinario, mu- ~ cho mayor que Daniel, que siendo atin un mancebo, libré con su sabiduria, 4 una inocente calumniada por dos ancia- nos corrompidos *. Vidse & un nifio de doce afios, sentado ‘en medio de los doctores de la ley, oyéndoles 'y preguntan- : doles: y salieron de sus labios tales randales de sabiduria, que cuantos le oian, estaban pasmados y maravillados °. Sin embargo, se hizo tan poco caso de esta aparicion stbita é inesperada de este nifio tan sibio, y de tanta autoridad que preguntaba 4 los doctores, que ni aun memoria quedé de él entre los mismos doctores. Fué esto en verdad un designio especial de la sabiduria divina , que queria estar oculta hasta que Negase l tiempo marcado por ella misma para aparecer de leno entre los hombres. Pero, para ejecu- “ tar estos designios, siempre se sirve Dios de algunos medios ~ desconocidos de los hombres, y en esta ocasion no falté al- guno por cierto. Quien conozca las ideas carnales de aque- Nos doctores, ocupados en el estudio de la ley tan solo por miras temporales de honores y de riquezas, compren- deraé muy pronto, que para que el nifio Jesus tan sdbio, tan elocuente, y de tanta autoridad 41a edad de doce ajfios, ' cayese de repente en el mas profundo olvido, y aun en el mas 1 Joann. cap. 8, v. 38. 2 -Dan. cap. 13, v. 43. 3 Luc. cap. 2, v. 47.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz