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acto de humildad maswneritorio que existe despues de las humillaciones de un Dios hecho hombre: acto de fe, y de humildad, y de fidelidad, y de sumision que compendié ella en dos simples frases: Hé aqui, dijo al Angel, la -esclava, del Senor; hdgase en mi segun tu palabra '. Profundamente es necesario fijar aqui la cbinsiderauion, para ver cémo hiere la Virgen 4 Lucifer en el corazon, cémo lo confunde, y cémo lo anonada. Con una sola palabra re- prueba la Virgen lo que él hizo, al querer comprender las verdades eternas, rechazindolas, negandolas, y rebeldndose contra Dios. Esa palabra es hija dela humildad y de la fe, y al pronunciarla, salen del alma de la Virgen dos dardos, que van derechos al corazon de Dios, de donde sale un vol- can de amor hacia la misma Virgen que las pronuncia *: pero esos mismos dardos van lanzados en seguida contra Lucifer, y lo traspasan de parte4 ae i¢6mo? jen qué. consiste esa herida? En que solo una palabra de la tes gen destruye ademas todas las obras de Satands, y devuelve lidad existié esta perfeccion. Y de aqui se deduce y se entiende’' bien, que la Bienaventurada Virgen merecié con solo consentir en ser. Madre de Dios, mas que pueden merecer todas las criaturas racionales juntas, sean angeles ti hombres, en todos sus actos, moyimientos y acciones.» (Tom. 2, serm. 51, a. 3; cap. 1+) Lo mismo dice San Buenaventura con las mismas palabras. (Div. Bonav. in 3 dist. 4a, 2, aug. s) ! Luc. cap. 1, y. 88. 7a 2 2 La humildad y virginidad de la Virgen som dos virtudes tan grandes, que parece que cada una tiene ‘derecho 4 la supremacia. Sin embargo, la primera se deja ver con tanta semejanza con la primera virtud que ejercité Dios al encarnarse, que segun San Bernardo, fué la causa dé que concibiese al Hijo de Dios; dice as{ este Santo: «me atrevo 4 decir, que ni la virginidad de Marfa habrfa agradado al Espfritu Santo sin la humil- dad. Sobre quién descansa mi ‘espiritu sino sobre el humilde, segun se ha escrito em los profetas? No dijo sobre el que es virgen, sino sobre el que es humilde. Si no hubiese sido humilde la Virgen, no habria repo- sado sobre ella el Espiritu Santo: y entonces no habrfa concebido de ¢1: porque zcémo concebiria ge él sin él? El Padre por tanto, mas miré 4la humildad, que 4 la virginidad, para que concibiese del Espfritu Santo. Si agradé mucho 4 Dios por la virginidad, concibid por la humildad. Por lo que consta, que para que Marfa agradase por la virginidad, fué nece- sario que la prevediese y acompafiase la humildad.+ (Homil. sup. Missus est.)
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