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dos de resplandores de luz celestial. Y como se sobrecojie- sen de temor, el nuncio soberano tomé la palabra, y les dijo que no temiesen, porque venia 4 darles una grande ale- gtia, que seria no solo para ellos sino para todo el pueblo, y era, que habia nacido para todos ellos y su pueblo el Sal- vador, que era el Cristo Sefior en la ciudad de David: y que lo hallarian envuelto en pafiales y recostado en un pesebre', Asi hablaba él ciudadano del cielo: y no bien habia con- oluido su embajada, cuando uniéndose 4 él una gran mu- chedumbre de la milicia de las. alturas, convirtié la cabaiia de los zagales ew un empireo, pues: todos modularon con suaves voces y con acentos, nunca oidos entre los morado- res de la tierra, un himno diciendo: «Gloria 4 Dios en las alturas, y en la tierra & los hombres de’ buena vo- luntad. » Bien se echa de ver ya, que esta entre los hombres el Admirable, el Consejero, el Principe de la paz, y que va é dar principio la gran época, en que van 4 verse los prodigios — de la caridad infinita: pues el Angel del Sefior, para inducir — 4 los pastores 4 que cr 4 sus palabras, no confirma un prodigio con otro, hiciera anteriormente Gabriel en sus dos embajadas *. El Angel, lleno de luces celestiales, y derramandolas por todas partes, dice simplemente 4 los pas- tores que van 4 ver cumplido el mayor de los portentos *. Era este el hallarse fajado entre pafiales el que se pasea sobre las * Luc. cap. 2 v. 12, 18, 14. ; 2 En la aparicion del Angel 4 Zacarias se le anunciaron 4 este dos mi- lagros, el del nacimiento de su hijo siendo 61 anciano, y su muger tam- bien, y ademas estéril, y el de su silencio, pues al momento qued6. mu-' do, en castigo de no haber tenido toda la fe que debiera tener. Tambien anuncié 4 la Virgen dos prodigios, uno el de la gen temporal del Hijo de Dios, otro, el de haber concebido su prima Is: 0 anciana y estéril: aunque este anuncio, mas que para confirmarla farla, era para consolarla, y llenarla de jubilo. 5 Hacia ya mil ochocientos noventa y tres afios, que los angeles ha- bian empezado 4 aparecerse 4 los hombres, habiéndolo hecho con muchos desde Abraham hasta entonces. Pero era esta la primera vez que se de- jaban ver asf, festivos, resplandecientes y lendndolo todo con luces ce- lestiales. ‘ ei SS
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