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momento admirable en que Dios visitaria al mundo, y eran ‘Jos virginales esposos. Empezaba 4 contarse la hora mas feliz, que hubiera en cuatro mil afios: se habian cumplido ‘nueve meses, despues de haber concebido Maria por virtud del Espiritu Santo: y mientras oraba inundada en torren- tes dé gozo, al saber que se acercaba el instante de poder ver 4 Dios santificando la tierra, se trasladé este de su seno _ virginal al suelo en que naciera su padre David, pasando -por el claustro virginal como el rayo del sol se compe- netra por el cristal, sin romperlo ni mancharlo, cumpliendo asi la profecia que decia que una Virgen concebiria sien- do virgen, y daria 4 luz quedando siempre Virgen '. _ Gran leccion nos dan los virginales esposos de pronta obediencia 4 cuanto nos mandan } superiores, aunque sea tiranico y duro, con tal que no vaya contra el honor de Dios y su santa Ley. El edicto de Augusto tenia por princi- pio el orgullo, y por objeto la sujecion 4 servidumbre de | todos los palestinos; pero Maria y su Esposo no miraron - mas que al deber de obedecer 4 los superiores, aunque sean discolos, peveentn que el corazon del Rey estaé en manos de Dios *. ;Ah! En nuestrog dias los hombres per- vergos alucinan & los pueblos, y los amotinan contra los so- _ beranos, y hasta les persuaden que mueren como martires, levanténdose en rebelion contra las potestades terrenas. iAh! Ni Jesucristo, ni sus Apdéstoles ensefaron estas doc- trinas, ni los Martires de la fe se rebelaron jamds contra _ sus -soberanos. Los soldados de Juliano apéstata peleaban _ por defender 4 su Emperador: mas, cuando este les mandaba adorar 4 los idolos, no resistian con la fuerza, ni hacian armas contra el enemigo de su fe, sino morian como cor- deros. O dulcisima Virgen Maria, tu abnegacion te ha valido ser 4 un tiempo Sefiora, Reina, Madre y Virgen: como Sefiora, ti mandas en las inteligencias: como Reina, posees todos 4 Isai. cap. 7, Vv. 14. - 2 Prov. cap. 1, vy. 1. fei UREN PU © — re en ee eat? i