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ek i dahl fg itt 6 Sad ie keep bt 72 todas las exterioridades son un argumento, contra lo que él | sabe ciertamente de la santidad que la adorna. Mas, era José un varon justo, y como tal, sabia que por una parté la razon humana no debia investigar los porten- tos del cielo, ni creer por otra en obras maravillosas, en las cuales no tuviese intervencion la Divinidad; y como nada se hubiese dignado manifestarle el Sefior, lleno de humildad no se atrevia 4 examinar cual fuese el origen de la prefiez de: su esposa. Sin embargo, siendo varon justo, estaba obli- _gado 4 observar exactamente la ley, que prescribia al espo- — so delatar 4 los jueces 4 su consorte, si esta se hacia gravi- da sin su conocimiento; y este pensamiento lo atormentaba dia y noche; porque solo el legislador podia dispensarle de esta obligacion de que 61 queria eximirse, y el legisla- dor nada le manifestaba: mas cuando queria decidirse 4 dar cumplimiento 4 la ley, saliale imperiosamente al en- cuentro su propia conciencia, y le decia que en justicia no pedia exponer 4 la difamacion y 4 las penas de la ley 4 quien no habia pecado ‘. Y hélo pasando dias tristes, noches en vela, momentos atribulados, pensativo, silencioso, maci- lento y Horoso; pero humilde, sometiéndose 4 los juicios de Dios: justo, no queriendo faltar 4 su ley: prudente y morti- ficado, conteniendo los impulsos del amor propio; caritativo, no queriendo hacer mal al prdjimo: fuerte, combatiendo-con valor con un aluvion de males; equitativo, dando 4 las vir- tudes de su esposa el valor que tenian, y creyente. como Abraham, que esperé contra toda esperanza, pues creyé fir- memente que Maria era pura, casta, y virginal, contra lo que podian sugerirle sus sentidos que creyese de ella *. Tempestad tan deshecha’ como esta agitaba el corazon del esposo, no siendo menor la que agitaba el dnimo de la virginal Maria. Veia esta la profunda tristeza en que aquel vivia sumergido, y no podia menos de entristecerse su cora- . zon al comprender la causa. Mas, jestaba en su mano el re- medio de estas penas? Una palabra suya hubiera devuelto { Matth. cap. 1, v. 19. 2 Contra spem in spem credidit. (Rom. cap. ‘s v. 16.) 3 ja a a yhseota srs ath 2 tind iain ee are sa hl a al a i ails ES. Dn Pins asthe i, fa Ri

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