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tudes que queria tener, para estar unida 4 Dios. Y eran estos dos pensamientos como la luz celestial, que la bafiaba sin cesar con sus resplandores: asi, cuando el Angel la alaba sobre todas las mugeres, se esconde el corazon de Maria entre la oscuridad de su nada, para que las alabanzas, que inopina- damente oye, no la separen de su bien sumo; y al oir que se la habla de ser madre, vuela la candida paloma al alcdéZar de la virginidad; pues aunque sabia que una virgen habia de concebir, ignoraba el modo: y si era ella la llamada 4 este honor, no lo admitiria, ‘sino despues que Spins que seria siempre pura '. jAh! Es la humildad la que nos une 4 Dios; es la pureza la que hace que viva en nuestros corazones el Espiritu Santo con sus dones, y que fructifique en nosotros. _ O Virgen singular, gloria de la Iglesia santa, alegria del nnett cristiano, honra de nuestro linaje, por ti he- mos conocido al Hijo-de Dios, pues consentiste en que se _ hiciese hombre en tu castisimo seno. Haz tambien que por ti tengamos la dicha de amarlo con todo nuestro corazon en esta vida, para que con los ojos del alma veamos y contem- plemos su naturaleza divina en la otra, y con los del cuer- po miremos su santisima humanidad, y te veamos tambien 4 ti, para que en union eterna alabemos al Padre-de las mi- sericordias por todos los siglos. Asi sea. §. Ill. La Visitacion de la Virgen é su prima Santa Isabel. Qué emociones tan celestiales sintiese el corazon de la Virgen en el momento de la Encarnacion del Hijo de Dios en su castisimo seno, y en qué éxtasis entrase su santisima — alma, cuando el Espiritu Santo formaba en sus entrafias el 4 Quia ergo legerat, ecce Virgo concipict in utero et pariet filium, sed quomodo id fieri posset non legerat; merito de iis, que legerat, sciscita- batur ab Angelo, que in Propheta non invenil. (Venerabil. Beda, in cap. septim. Isaiz.) ‘

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