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res, entré su Hijo: y llamandola aparte, ampezé 4 tratar. con ella, dice el Serafico Doctor, de lo inminente que era el momento de su Pasion ‘. Bien sabia la Sefiora, lo que su Hijo venia & decirla, pues era conocido de todos el concilio tenido por los principes de la Sinagoga, en el cual se decre- té6 undnimemente la a de Jesus, despues que Caifis sumo Pontifice habia dicho, que convenia mds que muriese un hombre solo, antes que permitir que toda la nacion pere- ciese ?. Bien sabia que su Hijo se entregaria 4 la muerte en aquellos dias, y que los gentiles se burlarian de él y los ju- a dios le prepararian una cruz. Sin embargo, la Madre herdi- 4 ca debia oir todo esto de los labios de su amado Jesus, para tener el m de ofrecer ella tambien el sacrificio, consin- tiendo en su separacion. jAh! E] Eterno Padre, su Hijo hecho hombre, y su amabilisima Madre no tenian mas que una vo- luntad. Pero entre tanto, el corazon mas generoso que ha habido entre mugeres, no pudo menos de acordarse que era corazon de madre; pues al darla Jesus su 4 Dios para ir & morir, se conmovid, como su,conmueven las altas rocas, sa- cudidas en sus cimientos por horrendo terremoto: y sus ojos como dos fuentes cristalinas, empezaron 4 brotar lagrimas, . cuales no ha producido todavia el dolor de ninguna madre. a iQué escena tan indescriptible! ;Qué luces tan esplenden- a tes de amor, de sabiduria, de ternura, de agradecimiento, y ee de esperanzas, embellecieron este cuadro de luto y de dolor! jAh! Dios no necesitaba}hablar mucho, para manifestar sus ideas: una mirada de sus ojos, una palabra de sus labios, una lagrima de sus castisimos parpados, bastaron para de- i cir 4 su Madre, cudn agradecido estaba 4 los beneficios que a habia recibido de ella, cudnto dolor habia sufrido su cora- 4 zon en la vida, cuanto le quedaba que sufrir en la inminente muerte: mds tambien, cudn gilorioso seria el triunfo que al- cenzaria del infierno, cumpliendo con la voluntad de su ; Padre. > 4 Separaronse pues el Hijo y la Madre, saliendo aquel con 4 Medit. Vit. Christ., cap. 72. 2% Joann. 11, 50. TOMO iI. 11