BCCPAM000542-2-33p02d00000000

160 émulos: la envidia de estos fué el primer paso que dieron en la carrera de la persecucion contra el Justo: las dos asam- bleas tenidas en Jerusalén para maquinar su pérdida, fue- ron ya la clave que cerraba el espantoso edificio de ira y de venganza, que habian levantado contra él: y la cruz con su feroz aparato seria pocos dias despues la satisfaccion, que darian & sus corazones de vere el ara, en que sacrificarian en el mismo dia de la Pascua al cordero de Dios, que. con su _ inmolacion quitaba el pecado del mundo. Muy de cerca veia la Virgen Maria todas estas cosas, siendo testigo de las glorias de su Hijo, y de las asechanzas de los judios que lo perseguian: halldbase: su corazon como una ciudad, 4 quien anuncian que se apr 2jércitos para venir 4 sitiarla: la cual poniéndose en guard a, columbra 4 — lo lejos las huestes que empiezan 4 desfilar, oye despues las escaramuzas de los asediantes, los contempla acercéndose, y levantando trincheras, y formando reductos, y por fin mi- ra ya junto 4 si las maquinas de guerra, que van 4 dispa- rar dardos y ballestas contra sus hijos, y fuego contra sus torres y murallas. Sabedora como era de los consejos de la divinidad en orden 4 la redencion, no ignoraba que habia de Uegar un dia, en que su Hijo se’habia de separar de ella, para ir 4 ponerse en manos de sus enemigos: y cada vez que _ presenciaba alguna de las tentativas de los fariseos, 6 Mle- gaban 4 sus oidos las persecuciones y conjuraciones, com- prendia que se iba acercando mas el momento acerbo de la despedida de su Hijo. ;Pobre Madre! En medio de aquella suavidad de palabras y amabilidad de rostro, con que trata- ba & cuantas personas la rodeaban, tenia escondido en su seno virginal un recuerdo roedor y desgarrador del corazon, una espada aguda y penetrante, que la atravesaba el alma. iAh! Cuanto mas glorias iba adquiriendo su amado Je- sus, se iban descubriendo mas ‘corazones’ enemigos, y se iba agregando una piedra mas al cadalso en que nals de morir. , Y en efecto, este instante de lagrimas y de luto lle- g6 para la Madre: pues hallindose en Bethania junto con ‘Maria Magdaiena, con Marta y las otras santas muge-