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* a ae e . oa * q ape, ‘ a a 157 — - hecho, si Jesus, conociendo sus intenciones, no lo hubiera 4 impedido con fugarse al desierto '. : = Subid el renombre de Jesus al apogeo de su engrandeci- a miento con la resurreccion de un personage nobilisimo, que _ habitaba cerca de Jerusalén, en cuya casa se habian reu- nido muchas personas principales de la misma ciudad, con el 3 objeto de consolar 4 las hermanas del difunto, cuya muerte 4 lloraban hacia cuatro dias. Porque Jesus no hizo mas que llegar 4 la casa, y pasar al parage donde estaba el sepul- cro, que hizo abrir 4 pesar de ser rogado que no lo hiciera, porque el muerto tenia cuatro dias, y hedia: y con solo de- cirle que saliese afuera, este se levanté bueno y sano: lo que excité de tal modo el entusiasmo de las gentes, que al poco lo recibieron en triunfo en la misma metroépoli, le- vando laureles, palmas y ‘olivos en las manos, tapizando con sus mantos las calles, y cantando 4 coros glorias y alabanzas al Hijo de David, al Rey bendito, que venia | en el nombre del Sefor, para dar paz al cielo y gloria a Dios *. A medida que fué creciendo la fama de Jesus, fué tam- -~ bien tomando cuerpo una oposicion solapada, hipdcrita y - fementida en los principios, por cubrirse bajo el hermoso ropage del celo por la gloria de Dios: virulenta, colérica y amenazadora mas tarde, al ver que Ja fama justamente ad- quirida destruia lo que falsamente se habian grangeado re otros: y traidora, insultante, fiera vs sanguinaria, al ver que Se todo el mundo se iba tras de Jesus. Formaban el nticleo de wd esta oposicion los escribas, que habian interpretado, laley de ee ; Moisés en favor de si mismos: los fariseos, que por medio cal de falsas tradiciones, y con apariencias depiedad, se habian +e formado un patrimonio de las cosas sagradas, y devoraban la sustancia de las viudas, y el sustento de los huérfanos: los Saduceos, que con sus dogmas sensuales aniquilaban los principios de la religion: los Herodianos, que intentaban dar los honores, debidos 4 Ja descendencia de David, 4 un 4 Joann. cap. 6, v. 15. 2. Luc. cap. 19, v. 38,