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164 de sobrecejo, y no se acercaban 4 él sino para tentarlo, y le- narlo de insultos. ;COmo mirarian 4 su Madre? como 4 una plebeya, ignorante, ruda, incivilizada, que se habia educado | entre la gente montaraz de la Galilea, 6 como ilusa, que traia 4 su rededor una turba de otras aldeanas toscas y ha-, rapientas, y tambien ilusas, 4 lascuales se habrian agregado algunas que el mundo miraba con desprecio, porque infa- tuadas con ideas nuevas, habian dejado sus galas y afeites, .No creamos que harian otros jnicios los orgullosos sdbios: pero j;Ah! jQué errados andaban en sus calculos! ‘Maria era la compafiera de Jesus en sus predicaciones, siguiéndolo 4 todas partes. Y ;quién es capaz de saber 4 cudntas almas afligidas consolé su Madre, 4 cudntas sacé del sendero del abismo, y 4 cudntas mostraria los medios de ha- llar gracia y misericordia? Jesus habia adquirido en toda la Judea el renombre de sabio, de santo, de Profeta, de Hijo de David, y de enviado de Dios: cuando algun infeliz queria -hallar gracia ante él jné haria lo que hacen hoy dia los hombres? jné buscaria4 la ‘Madre, para suplicarla que in- tercediese por él? Aquella Maria de Magdalo, que tanté amé al Dios que la libré de siete demonios, que tenia en su cora- zon, y que despues de su conversion fué la compafiera inse- parable de la Madre de Jesus. jAh! Quizas antes de ir 4 bus- car 4 este en casa del Fariseo, fué 4 los pies de su Madre, y ella la estreché en sus brazos, y recibié en su corazon todos los-deseos y suspiros de esta alma penitente, y la ensefié la ternura con que Jesus recibia 4 los pecadores. : Alabemos al Sefior por las excelencias que nos ha revela- dq acerca de su Madre, y adorémosle por haber querido tener en secreto la mayor parte de sus acciones: pero aprendamos en Maria, 4 oir con humildad la voz de nuestro Maestro Je- sus, creyendo siempre que, por muy internados que nos ha- . llemos en la ciencia de Dios, siempre seremos junto 4 él] unos nifios balbucientes. Bien profundamente instruida estaba Maria, y sin embargo siempre seguia 4 Jesus en sus sermo- nes. Aprendamos ademas el modo de seguir 4 Jesus en su escuela, haciendo poco caso de la carne y sangre que nos arrastra 4 la vanidad, arrostrando todo trabajo por continuar
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