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parientes, pues protesté que no tenia ni reconocia otros pa= rientes, ni hermanos, ni hermanas, ni madre, sino 4 aque- — ~ llos que hiciesen la voluntad de su Padre: y ademas ensefid 4 todos, que cuantos hiciesen la voluntad de Dios y observa- sen sus mandatos, no solamente serian sus hermanos, y por consiguiente hijos de Maria segun la gracia, sino tambien comparticipes con ella en engendrar al cielo la almas, ins- pirandolas odio al pecado y amor al Sefor. ;Qué otra cosa deseaba Maria? ; Qué mayor gloria podia presentirsela? Crecié por cierto en esta misma ocasion el motivo de re- gocijo espiritual para la Sefiora: pues cuando por una parte los escribas y’ fariseos calumniaban 4 su Hijo, y por otra habian venido sus parientes tan mal aconsejados, hé aqui que una muger levantdé su voz de repente, gritando movida por el Espiritu Santo, que era bendito el vientre que habia Jlevado & Jesus, y dichosos los pechos que lo habian ama- mantado ‘. Porque, al oir estas exclamaciones el Salvador, . sin negar que en efecto era bienaventurado el vientre de su Madre, que lo habia engendrado, afirmé que serian tam- bien dichosos los que oyesen su palabra y la creyesen. Y ha- biendo significado en esto la gran muchedumbre de aquellos, que serian dichosos por haber de concebir espiritualmente al Verbo divino, oyendo las verdades reveladas, y lo habian de fomentar y engendrar dentro de sus corazones con la prac- tica de las obras buenas, dandolo tambien 4 luz en la predi- dicacion 4 otros de esa misma fe. ;Ah! {qué mas queria Maria sino esto? :Por qué otra cosa anhelaba, ‘sino por ver que su Hijo fuera conocido y amado de todos? Otros muchos consuelos hubo de tener la Madre del Sal- vador en el tiempo de su predicacion: porque los hombres son siempre los mismos, y asi como vemos hoy dia, que los -impios é incrédulos tienen 4 menos reverenciar 4 Maria, mientras los humildes y creyentes acuden 4 ella llenos de confianza y amor, asi tambien sucederia entonces, aunque , nada nos digan los Evangelios. Los fariseos miraban 4 Jesus ‘ ‘Lue. cap. 11, v. 27.

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