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152. culta y de aspecto sefioril, ‘los que oian con mucha atencion, y con mayor prevencion y suspicacia, la sublime doctrina de Jesucristo: y como no podian entenderla, porque estaban em- pastados en orgullosa |vanidad, decian por todas partes que aquel no era. profeta, ‘hi bueno, sino un hombre que tenia _ pacto con Belceba, en cuyo nombre y poder arrojaba los demonios '. Eran estos hombres malévolos los escribas y fariseos; y como era tan grande la influencia y autoridad que tenian en el pueblo, no les fué dificil el propalar entre este que Jesus era un alienado, que decia cosas ininteligi- bles é incoherentes, haciéndose Hijo de Diosy A nadie toca- ron mas % lo vivo estas invenciones de estos sabios, que 4 los parientes de la Virgen, quienes ignorando el gran misterio, escondido atin 4 todos los hombres, de la generacion mila- grosa del Verbo divino en el seno de Maria, creyeron que aquel Jesus era realmente hijo de José, y que sin duda esta- ba fuera de si, pues no habiendo estudiado, leia, predicaba y anunciaba verdades desconocidas: y en el primer impetu que produjo en ellos esta falsa persuasion, salieron de sus casas -y vinieron 4 encontrarse con Jesus, para echarle mano ’. : Hallabase Maria entre el pueblo, oyendo con hurailiad y ~ devocion. las palabras con que su Hijo confutaba las inven- ciones de los escribas, cuando llegaron los deudos, y se agolparon 4 los lados de la Sefiora, dieiendo que querian ha- blar con aquel *. ;Ah! Quiz la obligaron por fuerza & que se adelantara con ellos, y abriera el camino al través de la muchedumbre, que la dejaria pasar como 4 Madre: quizis la llevaron como 4 empellones y la tenian en medio de ellos, para autorizar y escusar la temeridad, con que fueron 4 in- terrumpir al Maestro divino, que estaba ensefiando, y 4 quien uno interpeldé diciéndole que su Madre y sus hermanos estaban buscandolo. Pero, preciso es confesar que ianto en esta ocasion como en otras muchas, la Virgen tuvo consuelos indecibles; porque su Hijo tomd la palabra y dijo cuanto po- dia decir, para que desistiesen de sus intentos los deudos y 1 Mare. cap.3, v. 22. 2 Ibid. v.21. 5 Matth. cap. 12, v. 46.

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