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137 »cia, la comunicaron las érdenes, que levaban, y habiendo »recibido de sus manos un pan, algunos pececillos y un poco nde potage, que habia preparado para su esposo'y para si, »volaron al desierto 4 servirlo todo 4 su Dios y Sefior '.» 5 Empezaba ya 4 abrirse la gran carrera de los trabajos para la Sefiora, pues despues de esta corta ausencia del 3 Hijo, la iba 4 sobrevenir uno de los trances mas tristes para e su amante corazon: y pasado este trago amargo, comenza- ria & formarse poco 4 poco el torrente de las adversidades y persecuciones, que al fin se convertiria en un gran rio de amarguras, cuyas hinchadas olas prevalecerian hasta causar la muerte, al Hijo en el cuerpo, y 4 la Madre en el corazon. Era este trance la muerte del santo Patriarca, que acaecié poco despues de haber vuelto Jesus del desierto, segun _ afirma la tradicion de los santos Doctores. Esto puede dedu- * cirse tambien del silencio de los evangelistas, quienes nada hablan de é1 desde este tiempo, y de las disposiciones mismas que el Sefior tomé en érden 4 introducir honestamente 4 su Hijo en el mundo. Dios proveyé en este Santo Patriarca de un esposo 4 la Virgen, quien fuese el testigo integérrimo de su virginidad, y su protector en presencia del pueblo en que vivia: pues hubiera procedido con todo el rigor de la ley con- ‘trd la Madre Sacratisima de Jesucristo, si la hubiera visto gravida sin estar desposada: y al mismo tiempo dié un ayo y tutor al mismo Dios humanado, porque queriendo este pasar _ entre los hombres, como si hubiese venido.al mundo por las vias ordinarias, fué necesario que José se presentase en pre- sencia del mundo mismo, como si hubiera sido su propio pa- dre, para protejerlo, alimentarlo y educarlo, L Bajo este punto de vista han considerado los santos Padres 3 F E la intervencion del Santo Patriarca en el ministerio de la re- dencion, que fué lo que ofuscé 4 los hombres carnales, hacien- do de este varon, singular en la série de los hijos de Adan, E los elogios mas grandes que : puedan hacerse de un hombre. p Los sabios carnales no pudieron creer que Jesus, que era. ume } Medit. Vit. Christ., cap. 15. poe Ses bt, a i oa oh er as PRES oo bad eas: Lae * fs See ied > at ei at 2 tO Ae iy a nt aM

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