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desatar la correa de su calzado: mas, que ya este estaba en medio de ellos, y no tardaria mucho en bautizar 4 los hom- bres en Espiritu Santo y en fuego, muy de otro modo que él bautizaba con las aguas del Jordan ‘. Y en efecto, un dia que Juan bautizaba, vid venir 4 Jesus 4 recibir él tambien las aguas del bautismo: y despues de haberse negado con humildad 4 bautizarlo, lo ejecuté por mandato expreso del. mismo Jesus; y apenas lo hizo, cuando se abrieron los cielos bajando el Espiritu Santo en forma de hermosisima paloma, y oyéndose tambien una voz del cielo que dijo, oe es mi Hijo bien amado, en quien me he complacido °. Sucedia todo esto hacia los principios del afio, en que ‘A Salvador empezé su predicacion, y como es, de suponerse, la ausencia del Hijo tan amado no fué de poco dolor para su P sare, que vivia siempre pendiente de sus labios, pues cada dia pasaba muchas horas, oyendo sus palabras divinas. San Buenaventura dice, que Jesucristo pidié licencia 4 su Madre para ir al desierto, y que esta con lagrimas le did su bendi- cion para ello. Fué pues entonces, cuando despues de haber- se despedido de su Madre y de su padre putativo el vene- rable Patriarca S n José, vino Jesus al Jordan 4 recibir el bautismo; y habiéndolo recibido, pasé. al desierto llevado 4 él por el Espiritu divino, para prepararse 4 su gran mision con un ayuno de cuarenta dias y cuarenta noches.. Largos por cierto debieron ser estos dias, y eternas estas noches para la tierna Madre, que contemplaria 4 su Hijo solo entre los cedros del paramo, oyendo los rugidos de las fieras, y recibiendo el rocio de las noches y los soles del medio dia. Habian pasado entre tanto mas de cuarenta dias despues de tan sensible separacion, cuando la Virgen sagrada tuvo el placer de saber que su Hijo habia cumplido sus dias de soledad y retiro, y que deseaba tomar algun alimento por hallarse ne- cesitado y hambriento de resultas del largo y rigoroso ayu- no. «Entraron, dice el serafico Doctor, dos angeles en casa ode la excelsa Sefiora, y habiéndola saludado con reveren- ' 4 Matth. cap. 3, v. 11. 2 Id. vy. 19.

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