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: 133 / triste tugurio. La pobreza de Maria Santisima era absoluta- mente voluntaria, pues siendo la Madre de Dios, era la Seiio- ra de todo lo visible: el Hijo y la Madre vivian en una sole- dad total, como si fueran dos personas del vulgo, cuando tenian d+sus dérdenes todas las légiones Ye los angeles, y pasaban una vida de privaciones y de oscuridad, siendo su- yos todos los tesoros del cielo y dela tierra. Ensefiaba por lo tanto la Virgen 4 todas las mugeres 4 emplear el tiempo santamente, ora trabajando con sus manos, ora empleandose ~ en instruir 4 sus hijos y domésticos, si los tuvieran, ora con- sagrando una parte del dia 4 la meditacion de las santas Es- crituras, y de las obras del amor divino. Y en efecto, muchas princesas y nobles matronas ha habido en el cristianismo, | que por imitar 4 la Madre de Dios, trabajaban en labores _ de manos, no desdefiéndose mandar vender sus trabajos, >. para socorrer con su producto & los pobres, ni coser sd- _ banas para hospitales, y ropas para los indigentes, no usan- do ellas entre tanto los trages costosos y los vestidos esqui- -sitos sino por rfecesidad, y llevando en sus corazones el _espiritu de pobreza, el desprendimiento de todas las cosas, y de si mismas, sin lo cual las grandezas humanas no son thas que unos precipicios para el abismo. : Distan por lo tanto inmensamente del modelo de Naza- reth, las mugeres cristianas que no se adornan con sobriedad, adoptando tantas y tan ridiculas maneras de vestirse como cada dia inventa Ja vanidad lujuriosa, y usando de tantas— superfluidades, que debieran emplear en socorrer al indi- gente y en vestir al desnudo. Vanamente se, querran amal- - gamar la piedad cristiana y Ja deyocion verdadera 4 la Vir- _ gen, con el lujo inmoderado y las invenciones, que no contri- buyen mas que 4 fomentar la concupiscencia : pues es regia infalible que no es posible llegar 4 la perfeccion cris- E tiana, mientras uno no piense sino en adornar su cuerpo. a jAh! Vemos que la sociedad tiene cada dia menos fe’, y se Bs va dando mas 4 los vicios: y podemos decir que las causas son dos, el lujo desenfrenado de las mugeres, al cual se sacri- fican todas las virtudes, y esa inundacion de libros impios, ‘lbricos, y novelescos, que andan en sus manos; porque asi ‘ 4 ; #