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; zon de Maria estaba despedazado de pena: y viendo que su _ Hijo no parecia, determiné volver 4 Jerusalén, para ver sj quizds algun pariente 6 amigo lo tenia en su compdiiia: pero todo fué inutil, atendido que Jesus se hallaba, no entre sus parientes segun la carne, sino en casa de su Padre, en su propia casa, en el templo. Dirigié hacia él sus pasos la desconsolada Madre, creyendo que podria estar su Hijo orah- do.en el sagrado recinto, y apenas habia penetrado en sus primeros pérticos, empez6 su alma 4 respirar, como quien sale de entre las olas del impetuoso torrente, donde ha com- batido mucho tiempo entre la muerte y la vida. Maria em- pezé 4 oir los dulces ecos de la voz de su Hijo; oyé tambien voces de aplauso y de alegria de mucha gente reunida: volé - como paloma que encuentra el nido donde guarecerse, 4 donde veia que estaba agrupado el pueblo en actitud exta- tica, y vid 4 su amado Jesus, que estaba sentado en medio de los doctores, oyéndolos, preguntandoles y respondiéndo- les con tanta sabiduria, que los tenia llenos de asombro '. Dificil es imaginarse, qué gozo tuvo en aquellos instan- tes la Virgen sagrada, pues fué aquel momento un pasar de muerte 4 vida, y en él sintid Maria en toda su extension los inefables placeres de la maternidad divina, habiendo pasado del martirio del amor perdido 4 la nueva posesion del amor hallado. «Vidla venir el Santo Nifio, dice el doc- .tor serdfico, y levantandose de la cdtedra de los doctores corrié 4 ella, y la abrazd, estrechandolo su Madre consigo, y besindolo mil veces, sin poder por el momento décirie una palabra, porque el gozo anudaba su lengua. Al fin despues de haber desahogado su amor maternal, le dirigié la queja amorosa de su corazon, y le dijo qué hacia ya tres dias que su padre y ella lo buscaban con dolor.» ? 1 Luc. cap. a, y. 47. * 2 El Padre San Bernardo pondera aqui mucho la inferioridad de los Angeles, comparados con la Virgen, y dice estas palabras. (Homil. 1 de ~ Laud. Virg. ) Maria llama @ Dios, al Sefior de los Angeles, hijo, dirigién- dole estas palabras, hijo, épor qué te has portado asé con nosotros? (Luc. cap. 2, v. 48.) eQuién de los angeles se atreve a esto? Bastales, y lo tienen ya o_o RL ol iain il aia

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