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125 nir todavia en algun grupo rezagado: pero fueron sindignas todos sin Jesus. y entonces fué cuando su corazon entré en la thas deshecha borrasca, como barquichuela que entre horrendas detonaciones del cielo, y entre espantosos torbe- llinos nocturnos, pasa de una ola furiosa 4 otra, que parece, _ que viene 4 sepultarla en el profundo. Agolpdronse unas tras otras mil ideas en su corazon: Si- meon, la espada, las contradicciones, Herodes, los inocentes, -Arquelao, eran objetos que la asaltaron en el acto, pues te- mia que alguno hubiera podido reconocer4 su Hijo, y entre- garlo 4 su enemigo para matarlo. «Salié pues sin tardanza, - dice San Buenaventura, 4 recorrer las casas de sus parientes y conocidas, siguiéndola el Santo José que inconsolable iba llorando,» y diciendo sin cesar: jAy! {Dénde estas, 6 enviado "de Dios? ;Dénde te hallas, 6 depdésito celestial, que he recibido para guardarte? Siendo vanas todas las diligencias, se volvié la Virgen 4 su casa y entrando en un aposento, empezé 4 orar al Padre Eterno, rogandole que pues era clementisimo y piadosisimo, y la habia dado su propio Hijo, no se lo qui- tara. mas, que perdonandola su negligencia, viese la amar- guradesu corazon, y se lo devolviese si lo tenia consigo, pues no podia vivir sin él. Hablaba con su mismo Hijo, diciéndole que desde que habia nacido siempre lo habia tenido junto 4 | si, y que no podria vivir un solo momento, si no volvia 4 su lado '. Volviase 4 los cielos, 4 la tierra, 4 los angeles y 4 toda criatura, preguntandoles si habian visto = amado de su corazon y nadie la respondia. Asi pasé aquella noche triste la inode sicloasl: lloran- ‘do sin consuelo, y pareciéndola mas larga que una eterni- . Al despuntar la aurora, salieron los dos esposos 4 re- correr todos los caminos de los contornos, no dejando rincon, hondonada, cerro, monte, valle, ni recodo, que no registra- ran, aunque sin provecho, habiendo llegado la segunda no- che mas Wbrega atin y mas triste para la Madre, pues no podia encontrar 4 su Hijo. Hacia ya dos dias, que el cora- ‘ Medit. Vit. Christ. cap. 15, ¥, aa

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