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118 porque Dios reserva para los humildes nada mas sus favo- res en esta vida y un engrandecimiento inefable en la otra. {Quién no ‘se pasma al contemplar al Hijo del Altisimo sentado cerca del banco de un, carpintero, entréteniéndose con las virutas que caen del madero que este pule, mien- tras su Madre se halla muy cerca sentada humildemente por tierra, cosiendo y haciendo otras labores propias de una. criada? ,Quién no baja su hinchazon, al ver cémo esta santa familia se sienta 4 la mesa, no teniendo el Sefor, que pro- vee 4 cuantos séres hay de alimento y de vida, sino un po- bre potage, un pan ganado con el sudor de la frente de la emperatriz del mundo, y un poco de agua con algu- nas frutas de la tierra? Lo tnico que contristaba el cora- zon de Maria, era el ver que empezando 4 crecer su nifio, estaba macilento y demacrado, pues al observar su palidez * y debilidad de fuerzas, prorumpia en lagrimas ‘. Porque apenas empezé 4 tener alguna edad el santo nifio, pasaba mucho tiempo en oracion, lo que unido con los.apuros y la escasez de los alimentos, hacia que pareciese extenuado y acabado. Mirdbalo sin cesar su Santisima Madre, y como te- nia siempre ante sus ojos la muerte que tenia que padecer _ con el tiempo, pintabase en su amable rostro una tristeza— profunda, que la salia de lo mas intimo del corazon. Veia esto. su divino Nifio, y cierto dia en que ella estaba pensativa y triste, mirdndolo con ternura, la pregunté por qué estaba tan afligida, y afladié que no se deseonsolase, porque su Pa- dre queria que padeciese la muerte, y é] tenia la misma vo- luntad que su Padre? En medio de estos trabajos sufridos con igual resignacion y alegria pasé la Virgen siete afios, al fin de los cuales el angel del Sefior avisé al Santo José, que volviese con su fa- ' Aspiciendo eum macilentum et pallidum, lugebat inconsolabili- ter. (Div. Bonay., Medit. Vit. Christ., cap. 12.) 2 Cum quadam die, cogitante me de passione sua, videret me meestis- simam, respondit mihi, cur moerore contrahecris, mater? Yoluntas Patris mei est pati mortem, ct imo voluntas mea cum Patre. (S. Birgit., lib. 6 Revelat., cap. 18.