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Ja ciudad de Nazareth, caminando Maria sobre un jumen- : XN tillo, y yendo José por delante meditando los dos en las gran- \ des maravillas que habian visto en Belén y en el templo, y hablando alguna vez de las misericordias que el Sefior habia ~empezado ya 4 cumplir con su pueblo. jQué lejos estaban ambos de pensar que se hallaba tan inminente la primera persecucion, que los maloshabian de suscitar contra el Ungi- do del Sefior, y los habia de obligar 4 esconderse entre los pueblos gentiles! Habian hecho una jornada, y descansaban en el silencio de la noche de Jas fatigas del viage, cuando hé aqui, que el angel del Sefior aparece 4 José, y le ordena, que se levante y tome al nifio y 4 su Madre y huya 4 Egip- to, porque va 4 suceder que Herodes busque al nifio para ~_ darle muerte *. No se turbé el santo-esposo, al oir una nueva tan inespe- rada: y aunque se llenéd de la mas amarga afliccion, al sa- ber la inhumana € incalificable persecucion, que el tirano _ intentaba contra el inocente nijio, se revistié del espiritu de fortaleza, para resistir con vigor 4 tan inicuo atentado, ex- “eogité los medios prudentes para evadirse con su familia del peligro que la amenazaba: y leno de alegria en la tri- . bulacion dié gracias al Sefior, cuyos primeros albores de vida mortal eran ya un terror para sus enemigos. Levan- tése pues de la pobre tarima en que descansaba, y diri- gidse al aposento donde reposaba su virginal consorte, para comunicarla las érdenes del cielo y emprender la marcha con premura. Estaba esta entregada al mas dulce suefio “junto al santo nifio, que dormia cerca de su madre mas se- guro que si estuviera sentado sobre los Querubines: y ha- biéndola Namado, la informé de cuanto le habia dicho, el nuncio celestial, afiadiendo que era preciso aprovecharse del silencio y las tinieblas de la noche, para retroceder y tomar los caminos menos frecuentados hasta salir de los do- minios de Herodes. Concluyé el santo, esposo su narracion, _ diciendo, que era voluntad de Dios que huyesen 4 Egipto, '~ Matth. cap. 2, v. 3.