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‘99. sus ya descoloridas mejillas, lo adoré con humilde reve- rencia, lo sellé con ardientes dsculos, lo bafié con abundan- tes lagrimas de gozo, y abriendo sus labios, bendijo al Sefior porque le habia cumplido su palabra, céncediéndole ver al — que iba a convertir 4 los hombres 4 la verdad, como luz de las gentes que era, y gloria del pueblo de Israel '. Oia con devocion la sagrada Virgen cuanto el venerable anciano de- cia de su Hijo, admirdndose cada vez mas de la inefable ar- monia que veia entre los acontecimientos del portal de Beth- lehem y los del templo, y las palabras que el angel la habia dichoen Nazareth. Veia cosas tan estupendas, que 4 pesar de su sabiduria no podia menos de admirarse del amor de su Hijo 4 los hombres, pues contemplaba 4 aquel anciano consumido por los afios vuelto nifio en el nifio que abrazaba, y rebosan- do por efecto de su piedad en el vigor y lozania de la edad juvenil?: y asi como su mismo Hijo -erecia en sabiduria y gracia ante Dios y los hombres por el desarrollo paulatino que 6] hacia de su virtud increada, que ni podia crecer ni _ disminuir: asi el nuevo testimonio que el justo Simeon da al Santo Nifio, sin ensefiarla una cosa nueva sobre su Hijo, pues sabia ella sobre su naturaleza, su venida al mundo y sus fu- turas glorias mas que Simeon y todos los Profetas, la hace — ver cada vez mas cudn admirable es Dios en su caridad in- ; finita, con que nos ama. - Nuevos motivos de santa admiracion y suavisimo g0z0° L se presentaron en aquel momento, ‘pues Ilegé en la misma ' hora otra venerable anciana, que vivia enel templo hacia ya mas de cincuenta afios, sirviendo 4 Dios en ayunos y oracio- ~ nes, y uniendo sus acentos 4 los del Santo Simeon, empezé dé alabar y bendecir al Sefior por las miseri¢ordias que ma- nifestaba. Fué este sin duda un momento de dulcisimo con- suelo para la Virgen, pues es natural que aquella santa mu- ger hubiese tenido mil veces junto 4 sia la nifia Maria Te Se es ie ! Luc. cap. 2, v. 28 et 32. 2, Agnovit infantem senex, factus est in puero puer, innovalus in etate qui plenus erat pietate. (S. August. serm. 13, de tempor.) *