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_ sacrificios, los sacrificios mismos, formaban con suaves deli- neaciones el perfil mas acabado del personage que bajaria - del cielo, ocultando tambien-en sus sombras é la Madre di- . chosa que le habia de concebir. Bajo este concepto han examinado salok thpos las Seti Padres, cuyo pensamiento, undnime y conforme con esta verdad, expresa San Bernardo al demostrar que el cielo por su belleza é incorruptibilidad es la figura de Maria. «No solo es llamada, dice, firmamento y cielo la Sefiora de todas las cosas, sino que ‘tambien ‘es designada muy justamente con otros nombres y con los vocablos de otras cosas; porque ella es amen de Dios, ella templo, ella casa, ella atrio, er =a ella esposa, ¢ella hija, ella arca ll area del testamento, « a urna de oro, ella vce , ede . puerta de Eze-. ac de. Dios; ella cielo, ella. tierra, ella sol, ella luna y estrella de la mafana, ella aurora, ella faro, zar- za, monte, fuente de los vergeles y lirio de aha valles '. " 4 nities ae \ _ ellos la muerte, nosotros la vida: pues como dice San Agustin, Tract. 12 in cap. $ Joan., la diferencia que hay ehtre la imagen representada yla cosa misma es esta: 1a figura daba vida temporal; mas la cosa misma, de - tacual aquella era una representacion, da la acd ana > Lio Ana- ia veter. et nov. Testam.) f ae ‘Super Salve Regina, Serm. 3, n.° 2. Mas eielintr srapeeniate de los lipos animados, que eran una sombra de la Virgen; pero no podemos menos de apt rovecharnos de esta. eS. para decir que existe en este particu umen erencia entre lo que tuvieron los descen- _ dicntes de~brated ylo. que ‘nosotros poscemos: porque ellos vieron en su nacion grandes y nobilfsimas mujeres, que valieron mucho por sus méritos y virtudes, mas todas ellas eran sombras fugaces de Ja Virgen. Ellos tuvieron 4 Sara, madre de Isaac; nosotros 4 Marfa, Madre de Cristo: ellos 4 Rebeca, que procur6 bendiciones para su hijo predilecto; nosotros 4 Marfa, que nos ha hecho herederos del cielo: cllos 4 la hermosa Raquel, esposa de Jacob; nosotros 4 la hermosisima Marfa, esposa del Espiritu Santo: ellos 4 la prudente Abigail, que aplaca 4 David; nosotros 4 Maria, que aplaca 4 Dios: ellos 4 Betsabé, que se sienta 4 la diestra de Salo- non; nosotros 4 Maria, que estd sentada, ala mano derecha del Hijo de Dios: ellos 4 Judit, que corté la cabeza 4 Holofernes; nosotros 4 Maria, que ha estrellado la cabeza 4 Lucifer: ellos 4 Ester, 4 quien no compren-