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47 ceptuan las figuras animadas que fueron comunes 4 todas esas edades, las demas fueron propias de la época de Noé, de Abrahim y de Moisés, habiendo sido unas. obras de un momento, -y otras de una duracion de quince centurias. Las transeuntes van desde el diluvio hasta el viaje de los Israe- litas en el desierto, y las duraderas empiezan en la ereccion del taberndculo en las alturas del Sinai, y concluyen en la destruccion del templo de Jerusalén por el ejército que Balaan vid con intuicion profética desde las crestas de los montes de los Moabitas‘. Pero todas con perfecta igualdad tenian una significacion imperecedera, porque la magnitud asombrosa de las figuras transeuntes, las circunstancias que las acompaflaron, los pueblos y naciones que las presencia- ron, el terror ¢que produjeron en unos, y el cardcter y valor ‘Moral que 2 granj earon 4 otros, las dieron una duracion mo- ral tan perenne, ¢ mo la tenian las que cada dia se presen- taban en el santuario 4 la devota consideracion del pueblo, que entraba en él para adorar 4 Dios. Vamos a referirlas rte por partes. * : . ee El diluvio, el iris, los Patriarcas. oS s :Ain se estremece uno, cuando se abisma en la considera- cion de la primera representacion figurada de las cosas grandes que h a de venir. Toda carne habia corrompido sus caminos, y Dios tenia decretado esterminarla muy pron- to, para que empezase una nueva generacion *. Entre tanta gente perversa como poblaba la tierra, solo hubo un hombre justo, que hallé gracia delante de Dios. En vano este hom- bre predicé por espacio de ciento veinte afios, exhortando 4 todos que dejasen los caminos de iniquidad, pues Dios esta- ba irritado y amenazaba con un diluvio universal; nadie le quiso creer, y todos seguian comiendo, bebiendo, casandose 4 Num. cap. 24, v.24. 2 Gen., cap. 6, v. 12, 13. i ii $] id ‘ah

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