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Compréndese facilmente que habiendo sido ihr por Dios 4 los hombres su designio, en cuanto 4 la sustan- cia de una manera literal y genuina, y en cuanto al modo entre simbolos y figuras, habian de tener estas y aquellos, junto con las profecias, un reinado de tanta duracion cuanta fuese la que habia de preceder 4 la aparicion del Redentor. La vida de este, sus hazafias, su conversacion, su doctrina, — su reto al enemigo, su combate, su muerte, su victoria, sus” glorias y la conquista de su reino, eran objetos de la fe de los creyentes, y de la esperanza, gunque vaga y confusa, de _ los pueblos que vivieron sin las luces de la reyelacion *. Pero entre tanto sabian los primeros que los simbolos fi- guraban realidades; | para. ellos aipenerel, 2. rte mas ex- SER Rigtemene rere ee mas Re bio y otros. Tantos errores como Pprefeeabae tha) eae y romanos, no eran mas que la corrupcion de fa verdad; pero la verdad brillaba entre - tinieblas. - Desde Adin hasta el ultimo de los cociedaten ctieperiaes no hay mas que un solo cuerpo mistico de fieles, que viven por la fe: solo hay una- diferencia accidental; y es, que los que vivieron en los tiempos de la ley natural y de la escrita, creian en cosas venideras, porque Dios lo habia _ revelado, y nosotros creemos ya en cosas acaecidas, porque la Iglesia hos dice que esas son las que Dios revelé en el principio del mundo, y Se. cumplieron cuando lleg6é la plenitud de los tiempos. Si paeriiee comprender ‘de-qué naturaleza era la fe de aquellos, no tenemos mas que considerar la que nosotros tenemos en las cosas faturas, y de alli deduciremos que los simbolos y las profecfas encerraban aoe cosas, is certeza infalible de que habia de sueeder lo que anunciab tacion del modo como se habian de realizar: y lo uno y lo. ducente 4 fortificar la fe, y 4 aumentar la santa 2 0 1 que. 0S peraban lo que creian. Asf, nosotros creemos” que ‘la Iglesia | de triun- | far siempre de sus enemigos, aunque ignoramos el cémo de cada triunfo que ha de conseguir; asi tambien creemos que Jesucristo ha de venir 4 juzgar al mundo: pero casi todas las circunstancias de su venida estan encubiertas entre sombras, pues no sabemos el dia nila hora. El mis- mo Jesucristo explicé estas circunstancias entre pardbolas y figuras, ora ‘ hablando de las diez virgenes, ora de los siervos fieles, ora del abando- no de los hombres compardndolos con los del tiempo de Noé: élmismo _ se compara, en el modo como ha de venir, 4 diferentes objetos y perso- nas. Pero la sustancia es que ha de venir, y en esta fe vivimos, aunque ignoremos el cudndo, y el cémo, y muchas de las circunstancias, é ae

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