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41 5» “ cia y naturaleza , de su misma esencia, de sus mismas fecciones, el cual era sin embargo en unidad de esencia otra persona realmente distinta. Y para que nada de cuanto thay en Dios quedase oculto 4 sus inteligencias, sabrian ademas que aun habia en la naturaleza divina otra tercera persona, que procedia del Padre y del Hijo, y era tan eterna, inmensa y omnipotente como los dos, por tener tambien la misma esencia divina, siendo el vinculo que los estrechaba y unia desde la eternidad, y se llamaba Espiritu Santo. Estas eran las circunstancias que habian_ de acompafiar — la existencia de la Virgen; y como Dios dista infinitamente del hombre , en él no puede haber ‘ni deseo, ni fantasia, ni imaginacion, pues todos los actos de su voluntad son eter- mi aunque los que tienen por objeto 4 las criaturas, ten- como aila- habia’ de ser cuandollegase el momento de su apa- ricion; era su hija, y naceria heredera de los tesoros de Dios; era su Madre, y traeria, no en el nombre sino en realidad, el titulo de Reina y Sefiora del mundo; era su esposa, y nace- ria engalanada con todos los donativos que su Esposo sapien- _ tisimo ov riquisimo puede dar 4 quien le ha de hacer entrega de todos sus afectos. Asi veia pues Dios 4 la» Virgen en los - _ Siglos de la eternidad que precedieron al tiempo presente. Tan pronto como la naturaleza humana empezo en sus" dos primeros individuos, de los cuales traerian -su origen cuantos we sblon de tener, descubrié Dios 4 los primerog : S sae do; y ren Seale ‘ehtotieas "tl divine: cuan inmenso habia ne ser, se moveria, como un Ports de dimensiones inmensurables, sobre dos polos, que eran un hombre y una mujer, verdaderamente nuevos ‘. Desde en- tonces mismo empezé una era, cuya duracion tocaria y cum- pliria un circulo de cuarenta siglos, en la cual se irian suce- diendo con-gloriosa significacion los simbolos y tipos, que ! Gen., cap. 3, v. 15. Ve determinado para cumplirse. Veia 4 Maria

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