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174 criar el mundo, y adornarlo con tantas bellezas, bastandole el tener presente en su entendimiento la existencia futura de la Virgen, pues solo porque ella viniese 4 la vida, hubiera Dios bacho todavia mayores portentos de su sabiduria y po- der. wat Sin embargo, es preciso tener presente, que las obras de Dios, que terminan en la creacion, si bien llevan el sello de su sabiduria infinita, no son sin‘embargo el apogeo, por de- cirlo asi, del poder divino; porque hay otras, en las cuales intervienen por parte de Dios mismo, no solo la sabiduria para coordinarlas y la omnipotencia para realizarlas, sino la misericordia para moverse 4 decretarlas, y el amor infi- nito 4 ciertas criaturas, en Cuyo beneficio hace esos porten- tos de su inmensa caridad, sin que haya mas motivo 6 fun- damento para esas obras, que su propia bondad y su infinita piedad. En este supuesto ;podré afirmarse que alguna cria- tura tiene que entrar 4 tomar parte con Dios 4 llevar 4 cabo estas obras? {Podra decirse que esa criatura es tan necesa- ria en la ejecucion de esas obras, que si ella no sale 4 la es- cena, Dios no puede ejecutar sus planes, ni ostentar la fuer- _ za de su poder, ni delinear en el inmenso cuadro de sus - grandezas infinitas los rasgos que mas lo enaltecen, ni ma- nifestar 4 todas las generaciones, que si es infinito en saber, en poder, en hacer, no lo es menos en amar y en tener mi- sericordia? Pues bien, esto sucede cabalmente en la obra de la redencion del hombre, para cuya ejecucion era necesa- rio el concurso de una Virgen, sin cuya presencia Dios no podia dejarse ver de los hombres, ni ensefiarles su doctrina - hablando con ellos, ni morir por su amor, ni ofrecer su sa- crificio, ni derramar su sangre, ni salvar al reo, ni ephee al juez, ni cerrar el infierno, ni abrir el cielo. ' Alta personalidad es esta, dela cual podemos decir, que si bien esa Virgen que la leva, no es Dios, es algo que per- tenece 4 Dios, pero de una manera que no puede ser sino exclusivamente de esa Virgen. Porque enhorabuena, que el Hijo de Dios sea quien, con sus méritos infinitos aplaque al cielo y salve al hombre; pero nada de esto puede hacer, sino toma nuestra naturaleza en el seno de esa Virgen, y ella no

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