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17] Por mucho que nos esforcemos, no podremos decir mas, para explicar la finura de los rasgos, con que la Virgen ex- presa en su alma la imagen de la Divinidad: es Dios mismo, quien con su mano omnipotente ha delineado este gran cua- dro, y solo él podria explicar sus bellezas. Contentos noso- tros con saber que esto es asi, y que no tenemos fuerza para - mirar de hito en hito 4 la unica criatura que, por estar rodea- - dade luces de divinidad, llega 4 deslumbrar, diremos con San Bernardo en dos palabras, el por qué de tanta belleza de la Virgen, y concluiremos confesando que es lo mas hermoso que hay despues de Dios; y que por tanto es lo mas her- moso, por cuanto es lo mas santo; y por cuanto es lo mas. santo, es el vivo retrato de Dios y su mas perfecta seme- janza. ; La obuaidenieibe de esta hermosura arrancé al Santo Doc- tor las siguientes palabras, dirigiéndose 4 la Virgen: «Ta eres Hamada hermosa como la luna, y con razon eres com- parada con élla: sola ella entre todos los astros puede pa- . rangonarse con el sol, pues llena de hermosura por su blan- cura argentina, resplandece en el cielo mas que todas las estrellas. Ta, imagen expresisima del sol, resplandeces gilo- riosa en los cielos por tu pureza virginal entre los muchos miles de astros que sirven’é Dios. Tu por tanto, hermosa co- mo la Juna, mejor dicho, mas hermosa que la luna, porque eres toda hermosa, y mancha alguna no hay en ti, ni tam- poco cambio 6 mutacion. Tui eres escogida como el sol, es decir, aquel Sol criador del sol. Hil es el escogido entre miles — de hombres: ttila escogida entre miles de mugeres: él es. el escogido entre cuantas cosas existen; tai la escogida entre cuantas Cosas existen por él '.» Esto decia San Bernardo, y esto decimos nosotros, confesando nuestra pequeiiez con hu- mildad. Sin embargo, aunque no podamos comprender hasta dénde llega la santidad de la Virgen considerdndola en si misma, descubriremos un gran foco de luz, si examinamos ‘ S. Bernard. in deprecatfon. ad Virgin.