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165 é LIBRO SETIMO. —a La Virgen con relacion & Dios. Cuanto importe y cuanto valga la persona de la Virgen - junto 4 Dios, ‘lo compendian en poco*las palabras de San Bernardino, que ponemos como cimiento de lo que hemos de asentar. «Es tan grande, dice este santo escritor, la alabanza que damos 4 la Virgen Maria, cuando la llamamos Madre de Dios, que decimos de ella una cosa, que no se puede explicar; porque esta dignidad, cuyo valor se esconde al entendi- -tniento, no se halla en las personas creadas, cuales son eldn- gel y el hombre, y ni tampoco en las increadas, pues eso de tener-un Hijo Dios no se encuentra sino en dos personas, siendo una de ellas la persona divina del Padre, y la otra la persona de Maria; que es persona humana.» ' En diciendo esto, esta dicho cuanto es la Virgen junto 4 Dios; lo ha en- gendrado, lo ha dado 4 luz, es su Madre, y lo es en fuerza de portentos inefables; y entrafia la maternidad divina de la Virgen una cosa tan nueva y tan extrafia, que el mismo Santo con una teologia sublime la da una especie de superio- ridad sobre la misma paternidad divina, no porque exceda jamds la criatura al Criadox, sino porque hay cosas que, hechas por el Sejior y por su criatura, son mas admirables en esta que en aquel *. 1 §. Bernardin., serm. 52, a. 3, c. 2. * «Estoy por decir, son palabras del Santo, que es mas admirable la maternidad divina que la paternidad infinita. Y en verdad, para engen- drar Dios 4 Dios, ninguna disposicion se requiere por parte de él, pues ' conviene al orden de la naturaleza, que por su propia virtud el entendi- miento engendre al Verbo igual al Padre en todo. Pero, que una muger concibiese y pariese 4 Dios, es y fué el milagro de los milagros: porque
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