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162 abrasador del mismo Dios, y esto, no por fuera ni por unos instantes como la garza, sino por dentro y por un tiempo ilimitado; ella, que no solo recibié impresiones del dedo de Dios como las tablas de la ley, sino que tuvo la gloria de que el Verbo divino tuviese la misma sustancia que ella, y _ uniese4 su persona hipostaticamente lo que tomaba de ella, podra compararse con los portentos antiguos?» * Antes que este bellisimo cuadro recibiese el soplo de Dios y tuviese vida, no habia posibilidad de comparar; eran estas bellezas morales como un libro sellado, 6 como una pagina llena de brillantes geroglificos, formados de oro y de colores que deslumbran, pero que nadie entiende, sino quien los for- mé. Los profetas mismos, que eran entre los cryentes, los que con vista mas perspicaz dirigian al porvenir sus miradas, se veian abrumados por lo estupendo de las maravillas que anunciaban, y veian y saludaban de lejos. Y como sabian que, aun haciendo esftierzos de gigantes, no podrian jamais llegar 4 explicar lo que habia de ser la Virgen prometida, la delineaban con simbolos y sombras, para ver si por algun medio llegaban 4 dar una idea, aunque fuese oscura, de sus grandezas. Poco podian hacer, sin embargo, pues tan solo el prodigio de la virginidad junto con la maternidad, parango- nado con los portentos que lo simbolizaban, es como la verdad y el tipo, el cuerpo y la sombra, y la realidad y el suefio. No sucederia asi, desde el punto que tuviese vida la heroina contenida en el gran cuadro, envuelta entre , mil sombras; su grandeza moral no podia esconderse ya & a ojos de los hombres, y todos conocerian la realidad de tan y tan portentosas figuras. wining : _ Yen efecto, todas aquellas cosas, dice tambien el bien- ~ aventurado Juan Gedmetra ', prefiguraban 4 la Virgen, y ‘ Es de notarse que el B. Juan Gedmetra, es escritor del siglo nono 6 décimo, y que no hace mas que referir el sentir universal de los fie- les, instruidos por los Santos Padres. Esto prueba hasta la evidencia lo €rrados que estin los Protestantes, que han echado en cara d la Iglesia Catélica, que todos esos elogios que da 4 la Virgen, son cosas modernas, no conocidas de los Padres de los primeros siglos.
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