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hay un profeta, que dé una pincelada en la vida del Redentor que habia de venir, que no eche algun rasgo, para bosquejar _ el cuadro de las glorias de la que tenia que ser su madre. Pero, tanypoco causa esto admiracion, desde que se consi- _dera que la primera vez que Dios sé digné hablar al hom- bre, le manifesté que habia de venir al mundo esa muger ad- mirable, y que él tambien fué delineando en palabras y frases, que inspiraba 4 los varones santos, las bellezas de esta he- yoina, 4 quien Iamaba su querida, su amada, su sin manci- Ila, su escogida entre millaresy su unica predilecta. Asi por tanto la disefid varias veces Isaias, la nombré con asombro Jeremias, describié sus bellezas Ezequiel, considerdla en su parto Miqueas, y la vid dando al mundo la piedra angular que cubriria toda la tierra, al contemplador de los misterios de Dios; Daniel. Mejor dicho, era Dios quien iba dando no- ticias claras y ciertas de la que tenia escogida en sus conse- jos divinos, para que, bajo los tres conceptos mas tiernos, y las tres relaciones mas encantadoras, le-perteneciese como Hija, como Madre y como Esposa. Inspiraba el Padre, y no queria ocultar que tendria una Hija amada y querida, que no solo tendria sus complacencias en serle obsequiosa y reverente, sino que ‘tambien saldria al encuentro de la fiera del abismo, que intenté destruir con su astucia y arrogancia los planes - de sa Providencia amorosa, y con su pié virginal hollaria su cabeza. Inspiraba el Hijo, y al paso que se complacia en que su profeta lo describiese bajo las propiedades y hermosura de una flor que sale de su planta, se Ilamaba ¢l 4 si mismo — la flor del campo y el lirio del valle, y se Hamaba tambien 4 si mismo, nifio, hijo pequeitito, representando & los hombres aquella escena divina, de verse el Hijo de Dios algun dia sos- tenido en los: brazos de una Virgen, suspendido de sus pe- chos y recibiendo sus caricias. Inspiraba el Espiritu Santo, y si por un profeta decia que su amiga era hermosa y suave como Jerusalén, graciosa como la luna y escogida como el sol ‘, por otro proclamaba que esta escogida y amada habia ‘ Cant. cap. 6, v. 3.
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